La ‘vuelta al cole’ supone retomar ciertas rutinas: preparar la mochila y la ropa para el día siguiente, madrugar, comenzar con las actividades extraescolares, hacer las tareas, estudiar… Poco a poco, los niños y niñas deben reanudar esos hábitos ya casi olvidados tras las vacaciones de verano.
Todos los niños, independientemente de su edad, necesitan adquirir una serie de rutinas y responsabilidades, adaptadas a su edad y nivel de desarrollo. En el caso de los alumnos con necesidades educativas especiales, además, la mejora de su autonomía y del sentido de la responsabilidad y del deber -elementos transversales del currículum debido a que son comunes a todas las competencias básicas- son todavía más importantes.
Tanto para los alumnos de ‘El Cole de Celia y Pepe’ como para el resto es importante retomar desde los primeros días de clase rutinas como:
- Preparar la ropa: una tarea que pueden realizar desde muy pequeños.
- Organizar la mochila: los más pequeños no hace falta que la hagan toda, pero sí pueden hacer alguna parte. Deben aprender a saber qué es importante llevar en ella.
- Dejar la mochila en un mismo un lugar en casa: es importante establecer un espacio donde coloquen la mochila siempre, aunque después los padres lo revisen.
Todos estos aprendizajes son escalables, es decir, si los niños ya tienen fijada la ubicación de la mochila, luego les será más fácil organizar lo que hay dentro de ella.
¿Cómo preparar la mochila?
Un método muy útil para ayudarles con la preparación de la mochila son las autoinstrucciones, una técnica utilizada para producir un cambio en las autoverbalizaciones del niño para generar cambios en su conducta.
Para preparar la mochila, es importante usar un horario en el que los días de la semana pueden aparecer por escrito o, para niños que no saben leer, estar asociados a un color. A continuación, se puede colocar una foto o un pictograma que refleje una secuencia de cosas que habría que meter en la mochila.
Así, los días de la semana se identificarán con las actividades que aparezcan dentro. Por ejemplo, los lunes estarán representados por una imagen de un nadador y el niño sabrá que tiene que meter también el bañador y el gorro.
De esta forma, el niño vaciará la mochila e irá metiendo en orden y de uno en uno todos los objetos necesarios: bañador, gorro, libros, estuche, comida… Después de comprobar que están, los tachará con un rotulador o un bolígrafo. Muchos niños tachan de forma aleatoria y se confunden. Para facilitarles su aprendizaje, es importante enseñarles cómo se hace para que después se den cuenta por ellos mismos si es un buen método.
Cuando el niño crece aprenderá a usar una agenda para preparar la mochila, un elemento muy útil tanto para favorecer el orden como su autonomía.
Todas las autoinstrucciones se trabajan progresivamente, es decir, primero lo hará el adulto, después el adulto con el niño y, poco a poco, el niño con la supervisión del adulto. Además, es recomendable empezar con una secuencia larga y, a medida que el niño va adquiriendo la rutina, ir aglutinando pasos. Después, los pasos desaparecen o evolucionan a instrucciones más complejas o abstractas.
Cuando el niño crece, además, aprenderá a usar una agenda para preparar la mochila, un elemento muy útil tanto para favorecer el orden como la autonomía del niño ya que, a medida que aprendan a usarla, les ayudará a ser responsables de su tareas, fechas de exámenes…etc. Cuanto mayor es el orden, más cómodos se sentirán porque el entorno será más predecible.
Aprender a secuenciar y mejorar la autonomía y la autoestima
Las autoinstrucciones se utilizan en todos nuestros niños con dificultades en el aprendizaje, sobre todo aquellos con Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), porque ayudan a la planificación, la estructuración y la secuenciación.
Nuestros alumnos suelen tener dificultades con la memoria operativa o de trabajo -tipo de memoria a corto plazo relacionada con la retención de elementos con los que se trabajan en un momento específico-, por lo que secuenciarlos les ayudará a adquirir el hábito y, en consecuencia, a aprender.
Por otro lado, cuando un alumno prepara su propio material escolar también trabaja la autonomía y la responsabilidad. En un entorno que tiende a infantilizarlos, exigirles una serie de desafíos o retos adaptados a ellos les permite ampliar su umbral de aprendizaje y, por tanto, avanzar. Además, cuando estos niños se dan cuenta de que son más autónomos, de que pueden, mejoran su autoestima.
La importancia de la rutina
Todos los niños necesitan rutinas, especialmente aquellos con dificultades en el aprendizaje, ya que su día a día supone realizar un esfuerzo cognitivo superior al resto, y esto les facilita su labor.
Enseñar a estos niños a secuenciar y hacerse sus propias autoinstrucciones significa darles las herramientas visuales o escritas para que, con el paso del tiempo, puedan adquirir aprendizajes más complejos y desenvolverse autónomamente en otros contextos.