El uso de la piscina ha sido una de las grandes atracciones para los niños con trastornos de neurodesarrollo que han participado en el campamento terapéutico de la Fundación Querer. Este espacio acuático no solo ofrece diversión y entretenimiento, sino que también se convierte en una herramienta terapéutica esencial. La interacción con el agua proporciona una estimulación sensorial única que ayuda a mejorar la coordinación motora, la fuerza muscular y el equilibrio de los niños. Además, la piscina ofrece un entorno seguro y controlado donde los pequeños pueden experimentar una sensación de libertad y autonomía, lo que fortalece su confianza y autoestima.
Durante las sesiones en la piscina, los terapeutas de la Fundación Querer han observado notables progresos en la socialización y comunicación de los niños. El ambiente lúdico y relajado fomenta la interacción entre los participantes, facilitando el desarrollo de habilidades sociales y la formación de vínculos afectivos. Las actividades acuáticas también promueven la colaboración y el trabajo en equipo, lo cual es fundamental para el desarrollo emocional y social de los niños con trastornos de neurodesarrollo. En resumen, la piscina no solo ha sido un lugar de diversión, sino también un escenario de crecimiento y desarrollo integral para estos pequeños, convirtiéndose en una pieza clave del éxito del campamento terapéutico.