El papel que juegan la genética y las bacterias intestinales en la salud humana ha sido durante mucho tiempo una fuente fructífera de investigación científica, pero una nueva investigación marca un importante paso adelante para desentrañar esta compleja relación. Sus hallazgos podrían transformar nuestra comprensión y tratamiento de todo tipo de enfermedades comunes, incluida la obesidad, el síndrome del intestino irritable y la enfermedad de Alzheimer.
El estudio internacional, dirigido por la Universidad de Bristol y publicado hoy en Nature Microbiology, encontró que los cambios específicos en el ADN, las cadenas de moléculas que componen nuestra composición genética, afectaron tanto la existencia como la cantidad de bacterias particulares en el intestino.
El investigador principal, el Dr. David Hughes, Investigador Senior Asociado en Epidemiología Genética Aplicada, dijo: «Nuestros hallazgos representan un avance significativo en la comprensión de cómo la variación genética afecta a las bacterias intestinales. Además, marca un gran avance en nuestra capacidad de saber si los cambios en nuestras bacterias intestinales realmente causan o son consecuencia de una enfermedad humana».
El cuerpo humano comprende varios ecosistemas únicos, cada uno de los cuales está poblado por una amplia y diversa gama de microorganismos. Incluyen millones de bacterias en el intestino, conocidas como el microbioma, que ayudan a digerir los alimentos y producen moléculas esenciales para la vida, que no podemos producir nosotros mismos. Esto ha llevado a los investigadores a preguntarse si las bacterias intestinales también pueden influir directamente en la salud y las enfermedades humanas.
Investigaciones anteriores han identificado numerosos cambios genéticos aparentemente relacionados con la composición bacteriana en el intestino, pero solo una de esas asociaciones se ha observado de manera consistente. Este ejemplo involucra una mutación única bien conocida que cambia si alguien puede digerir el azúcar (lactosa) en la leche fresca. La misma variación genética también predice la prevalencia de bacterias, Bifidobacterium, que usa o digiere la lactosa como fuente de energía.
Este estudio, el más grande de su tipo, identificó 13 cambios en el ADN relacionados con cambios en la presencia o cantidad de bacterias intestinales. Los investigadores de Bristol trabajaron con Katholieke Universiteit Leuven y la Universidad Christian-Albrecht de Kiel para analizar datos de 3,890 individuos de tres estudios de población diferentes: uno en Bélgica (el Proyecto Flamenco Gut Flora) y dos en Alemania (Food Chain Plus y PopGen). En cada individuo, los investigadores midieron millones de cambios de ADN conocidos y, al tomar muestras de sus heces, también registraron la presencia y abundancia de cientos de bacterias intestinales.
El Dr. Hughes dijo: “Fue emocionante identificar señales nuevas y robustas en las tres poblaciones de estudio, lo que hace que la correlación de la variación genética y las bacterias intestinales sea mucho más sorprendente y convincente. Ahora viene el gran desafío de confirmar nuestros hallazgos con otros estudios y analizar exactamente cómo estos cambios en el ADN podrían afectar la composición bacteriana».
Tales investigaciones podrían ser la clave para desbloquear los mecanismos biológicos detrás de algunos de los mayores desafíos de salud de nuestro tiempo.
La coautora del estudio, la Dra. Kaitlin Wade, profesora de Epidemiología de la Universidad de Bristol, dijo: “Una fortaleza es que estos hallazgos proporcionan una base para análisis causales para determinar, por ejemplo, si la presencia de bacterias específicas aumenta el riesgo de un enfermedad o es una manifestación de ella «.
«Las implicaciones para nuestra comprensión de la salud humana y nuestro enfoque de la medicina son de largo alcance y potencialmente cambian el juego».
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