Una terapia de transferencia de microbiota (MTT, por sus siglas en inglés), un tipo especial de trasplante fecal, ha conseguido reducir a casi la mitad (45%) los síntomas del autismo a los dos años, según ha demostrado un estudio de la Universidad Estatal de Arizona (Estados Unidos).
«Dos años después, los niños están aún mejor, lo que es increíble. Muchos niños con autismo tienen problemas gastrointestinales, y algunos estudios, incluyendo el nuestro, han encontrado que esos niños también tienen peores síntomas relacionados con el autismo. En muchos casos, cuando eres capaz de tratar esos problemas gastrointestinales, su comportamiento mejora», explica Krajmalnik-Brown, uno de los autores de la investigación, que se ha publicado en la revista ‘Scientific Reports’.
Aproximadamente el 30-50 por ciento de todas las personas con autismo tienen problemas gastrointestinales crónicos, principalmente estreñimiento y/o diarrea, que pueden durar muchos años. La incomodidad y el dolor crónico pueden causar irritabilidad, disminución de la atención y el aprendizaje, e impactar negativamente en el comportamiento, apuntan estos investigadores.
El MTT incluye 10 semanas de tratamiento, incluyendo el pretratamiento con vancomicina, una limpieza intestinal, un supresor de ácido estomacal y la transferencia de microbiota fecal diariamente durante siete a ocho semanas. La investigación muestra que los beneficios de este trasplante fecal se extienden más allá de ocho semanas hasta por lo menos dos años después del tratamiento.
El equipo comparó las diferencias en el microbioma de los niños con autismo en comparación con los niños de desarrollo típico. Al comienzo del estudio, se encontró que los niños autistas tenían menor diversidad en sus respectivos microbios intestinales y se les agotaron ciertas cepas de bacterias útiles, como la ‘Bifidobacteria’ y la ‘Prevotella’. El tratamiento con FMT aumentó sustancialmente la diversidad microbiana y la presencia de bacterias útiles en el intestino. Después de dos años la diversidad fue aún mayor y la presencia de microbios benéficos permaneció.
Así, revelaron una disminución del 45 por ciento en los síntomas de autismo en comparación con el valor inicial. Los investigadores puntualizan que, «aunque puede haber algún efecto placebo», gran parte de ese efecto «parece ser real». Al inicio del estudio, el 83 por ciento de los participantes fueron clasificados como autismo ‘severo’. Al final del estudio, sólo el 17 por ciento eran ‘graves’, el 39 por ciento eran ‘leves/moderados’, y el 44 por ciento estaban por debajo del límite para los autistas leves.
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