MADRID, 19 (EUROPA PRESS)
Una investigación de la Universidad de Cincinnati (Estados Unidos) ha identificado una serie de especies microbianas elevadas en pacientes jóvenes que tienen cáncer colorrectal.
Aunque las pruebas de detección recomendadas a partir de los 45 años han contribuido a reducir los casos de cáncer colorrectal en los adultos mayores, las tasas de cáncer siguen aumentando en las poblaciones más jóvenes. Desde 2009, la tasa de nuevos diagnósticos de cáncer colorrectal en pacientes menores de 50 años ha aumentado un 2 por ciento cada año.
«Cuando empecé la práctica y la residencia alrededor de 2010, rara vez veía pacientes que tuvieran menos de 50 años. Pero cada vez vemos más a estos pacientes en nuestras clínicas hasta el punto de que no nos parece una excepción a la regla», explica Jordan Kharofa, uno de los líderes de la investigación, que se ha presentado en la Reunión Anual de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO, por sus siglas en inglés).
La investigación aún no tiene claro qué es lo que causa el aumento de las tasas de cáncer en los jóvenes, pero Kharofa dijo que una hipótesis es que las dietas de los pacientes y las bacterias de sus intestinos son factores que contribuyen. Esto les llevó a él y a sus colegas a investigar la relación entre las bacterias de los microorganismos fecales, o microbioma, y las tasas de cáncer colorrectal en poblaciones jóvenes.
El microbioma es un término utilizado para designar el conjunto de microbios, incluidos los microorganismos como las bacterias, que viven en el cuerpo humano o sobre él. Kharofa detalla que los avances en la secuenciación del ADN han permitido a los investigadores caracterizar mejor qué especies de bacterias están presentes en el microbioma, lo que ha dado lugar a un auge de la investigación en los últimos 10 años.
«En el pasado, teníamos que cultivar bacterias específicas y aislarlas, y eso es realmente complicado. Pero ahora, con la genética y el coste de la secuenciación que está bajando, podemos caracterizar rápidamente qué especies están donde y tratar de entender si tienen implicaciones para la salud y la enfermedad normales», apunta el investigador.
Estudios anteriores han demostrado que ciertas especies de bacterias presentes en el intestino están asociadas al cáncer colorrectal. El equipo de investigación se preguntó entonces si estas bacterias cancerígenas eran elevadas específicamente en los pacientes más jóvenes con cáncer colorrectal en comparación con los pacientes de más edad y con los sanos.
Utilizando datos genéticos de 11 estudios anteriores, el equipo analizó los datos del microbioma de 609 pacientes sanos y 692 pacientes con cáncer colorrectal.
La investigación descubrió que las dos especies de bacterias más estrechamente relacionadas con el cáncer colorrectal no se encontraban en niveles más altos entre los pacientes jóvenes, lo que significa que es poco probable que estas bacterias sean responsables del aumento de las tasas de cáncer en los jóvenes.
Otras cinco bacterias se encontraron en niveles más altos en los jóvenes, incluyendo una especie que se asocia con una dieta microbiana de azufre, o una dieta que es a la vez alta en carnes procesadas, bebidas bajas en calorías y licores y baja en frutas crudas, verduras y legumbres.
Otros estudios epidemiológicos sin acceso a las heces han revelado conexiones entre una dieta microbiana azufrada y un mayor riesgo de cáncer en personas jóvenes, y Kharofa apunta que este estudio es consistente con estos hallazgos anteriores.
«Aunque estos pacientes no son obesos, es posible que haya patrones dietéticos que se produzcan en las primeras etapas de la vida que enriquezcan ciertas bacterias como ésta. No es que lo que se come tenga sustancias cancerígenas, sino que los subproductos producidos durante el metabolismo de las bacterias pueden dar lugar a sustancias químicas cancerígenas. Es posible que las interacciones entre la dieta y el microbioma puedan mediar en la formación de células de cáncer colorrectal y en el aumento del riesgo en las poblaciones más jóvenes durante las últimas décadas», remacha el investigador.
Si quieres leer el artículo original en Diario Siglo XXI, puedes hacerlo aquí