[vc_row][vc_column width=»2/3″][vc_column_text]María Bueno Aguilera
[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=»1/3″][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=»2/3″][vc_column_text responsive_align=»left»]En el post de hoy vamos a hablar sobre el Sistema Vestibular, el sistema del movimiento y el equilibrio.
Al igual que explicábamos la semana pasada que los receptores del Sistema Propioceptivo eran los músculos, ligamentos y tendones, el receptor del Sistema Vestibular es el oído interno, y éste, está en constante comunicación con el Sistema Visual y el Sistema Propioceptivo, que nos darán la información de cómo y dónde estamos.
Las funciones del Sistema Vestibular, son varias y muy diferentes, debido a que el oído interno conecta con diferentes áreas del cerebro, con lo cual, dependiendo de a quién transmita información, nos dará una función u otra:
1. Seguimiento visual. Es la función de coordinación de ojos con cabeza y cuerpo. Es la capacidad de girar la cabeza, y que nuestros ojos acompañen al movimiento. Muy interesante en los niños en edad escolar, porque es necesaria para una actividad tan cotidiana como copiar apuntes de la pizarra.
2. Equilibrio, tono y control postural. Importante para el mantenimiento de una postura concreta, durante un tiempo determinado. Como puede ser el estar sentado en una silla atendiendo en clase.
3. Coordinación bilateral. Es la capacidad de integrar las dos partes del cuerpo para realizar una sola actividad. Dar palmas, montar en bicicleta…
4. Seguridad gravitacional. Es la manera que tenemos de sentirnos conectados y seguros con el terreno que pisamos. Cuando esto no ocurre, nos encontramos con una inseguridad emocional.
5. Regulación del nivel de alerta. Ésta, puede estar aumentada, o por el contrario, disminuida respecto a la media.
Indicativos de problemas en el procesamiento vestibular:
• Baja respuesta: Búsqueda constante.
En los casos que nuestro organismo tiene un bajo registro de las entradas vestibulares, por lo que hay una constante búsqueda de ella. Algunas señales serían:
– Muy activos, les encanta trepar a sitios altos, correr…
– Por muchas vueltas que den, no se marean.
– Parece que “no conocen el peligro”, muy temerarios.
– Les cuesta mantener la postura. Cuando están sentados, suelen apoyarse sobre la mesa, la mano… van encorvados.
– Tienen dificultades a la hora de utilizar juguetes o realizar actividades que involucran a ambas manos a la vez.
• Alta respuesta: Evitación.
En los casos que se registra de manera muy alta cualquier movimiento, hay una evitación del estímulo.
Algunas señales serían:
– Muy prudentes.
– Prefieren actividades sedentarias.
– Se ponen nerviosos cuando sus pies pierden el contacto con el suelo.
– No les gusta que se les eche la cabeza hacia atrás, la pérdida de la línea media.
Como conclusión diré que, porque nuestro niño sea muy activo, o por el contrario, muy pasivo, no significa que tenga ningún problema a nivel vestibular, como siempre digo, el problema empieza, cuando supone un trastorno en su día a día.
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Entonces :
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