El 10 de octubre, Día Mundial de la Salud Mental, es una jornada propicia para reflexionar sobre la interconexión entre la salud mental y la discapacidad. Las personas con discapacidad enfrentan un mayor riesgo de desarrollar trastornos mentales, como depresión y ansiedad, debido a factores como el estigma social y la falta de apoyo. Esta jornada se llena de reivindicaciones, como la necesidad de mejorar el acceso a servicios de salud mental y terapias especializadas, así como la importancia de fomentar un entorno inclusivo que promueva el bienestar emocional de todos. Sara Herrero es neuropsicóloga. Hablamos con ella sobre la situación actual de la salud mental dentro del ámbito de la discapacidad.

Desde su experiencia como neuropsicóloga, ¿cómo describiría la relación entre la salud mental y la discapacidad?

La relación entre salud mental y discapacidad es bidireccional y compleja. Por un lado, las personas con discapacidad enfrentan retos que pueden incrementar su vulnerabilidad en cuanto a problemas de salud mental, como la depresión y la ansiedad. Por otro lado, los problemas de salud mental pueden agravar la discapacidad al afectar el funcionamiento cognitivo, social y emocional. Además, en muchas ocasiones coexisten la discapacidad y trastornos mentales, en paralelo o de manera secundaria unos a otros.

En cuanto a los factores que impactan en el bienestar psicológico, podemos encontrar, entre otros, el estigma social, las barreras en el acceso a servicios, la falta de apoyo, el aislamiento o la falta de autonomía. A su vez, todas las dificultades y retos con los que se encuentran las personas con discapacidad, en función de las herramientas que posean para superarlos, afectan a la identidad personal y autoestima.

¿Cuál es la situación actual en el campo de la salud mental en relación con el diagnóstico y el tratamiento de las personas con discapacidad? ¿Hemos avanzado lo suficiente en términos de apoyo y recursos?

Hemos avanzado en términos de sensibilización y en la creación de protocolos de intervención más integrales, desde un abordaje multidisciplinar que permita atender a todas las necesidades. Sin embargo, aún existen importantes brechas en el acceso a servicios especializados para personas con discapacidad. El diagnóstico en este grupo a menudo se ve retrasado o se subestima, especialmente cuando la discapacidad física o intelectual enmascara los síntomas de problemas de salud mental. Si bien hay más recursos disponibles, la capacitación de los profesionales y la oferta de terapias especializadas aún deben expandirse.

¿Cuáles son los diagnósticos de salud mental más frecuentes que se observan en personas con algún tipo de discapacidad?

En personas con discapacidad, los diagnósticos más frecuentes que encontramos incluyen depresión, ansiedad y trastornos adaptativos; además, cuando hablamos de discapacidad intelectual, encontramos gran comorbilidad con otros trastornos del neurodesarrollo o la presencia de rasgos típicos del TDAH, del TEA o dificultades del aprendizaje asociadas. Además, en general, suelen presentarse con más frecuencia dificultades emocionales relacionadas con la percepción de sí mismos y con las experiencias de exclusión social, por las que pasan en muchas ocasiones.

Para quienes viven con una discapacidad, ¿qué consejos básicos ofrecería para mantener una buena salud mental? ¿Hay prácticas diarias que considere fundamentales para su bienestar?

En primer lugar, es básico trabajar en la autonomía para el desarrollo de las actividades básicas e instrumentales de la vida diaria que repercutirá directamente sobre la calidad de vida de la persona, proporcionándole mayor independencia. Además, es importante establecer una rutina que incluya actividades que fomenten tanto el bienestar físico como el emocional. Mantener conexiones sociales significativas, especialmente con los iguales, es esencial para reducir el aislamiento.

Asimismo, sería recomendable fomentar actividades que estimulen los procesos cognitivos. Todo ello, además de rodearse de profesionales especializados en los que se puedan apoyar cuando lo necesiten, contribuirá de manera positiva sobre su bienestar.

¿Qué herramientas de gestión emocional recomienda para personas que enfrentan desafíos de salud mental, ya sea debido a una discapacidad o no?

Además, de lo comentado en la anterior pregunta que hace referencia a llevar un estilo de vida lo más saludable posible cuidando los aspectos físicos, sociales, emocionales y cognitivos, ya que de esta manera se trabaja desde la prevención de padecer un trastorno de salud mental.

Existen herramientas desde distintos enfoques de la psicología que pueden ayudar ante situaciones concretas, tales como la práctica de la relajación, uso de diarios emocionales, entrenamiento en técnicas de Mindfulness, entrenamiento en habilidades de afrontamiento adaptativo, reestructuración cognitiva, entre otras. Todas estas estrategias pueden ayudar a las personas a ganar control sobre sus emociones, mejorar su autoconciencia y fomentar una mentalidad más resiliente frente a situaciones difíciles.

En cuanto a las terapias disponibles actualmente, ¿cuáles son las más efectivas para tratar problemas de salud mental en personas con discapacidad?

En este caso, no se puede hablar de una terapia como “La Terapia”, si no que necesitaremos conocer el tipo de discapacidad que presenta la persona y de qué manera le limita para plantear cómo podemos abordarlo. A partir de ahí podemos buscar el tipo de terapia y profesional que mejor se adapte al trabajo de las necesidades que presenta.

Desde la psicología, la terapia cognitivo-conductual es una de las más respaldadas por la evidencia científica. También, La terapia de aceptación y compromiso (ACT) es otra opción útil, ya que se centra en aceptar la realidad actual mientras se trabaja en valores personales. En casos de discapacidad cognitiva, la neurorehabilitación con un enfoque multidisciplinar que incluya terapias ocupacionales, físicas y psicológicas puede ser muy beneficiosa y el uso de tecnología como apoyo puede ser una buena opción, según el caso.

La neuropsicología se ha desarrollado mucho en los últimos años. ¿Qué avances recientes considera más relevantes para el tratamiento de problemas de salud mental?

Uno de los avances más importantes de manera generalizada ha sido el uso de diferentes herramientas de la tecnología para el tratamiento de distintas patologías. El uso neuroimagen, técnicas de estimulación magnética transcraneal o el uso de realidad virtual en la rehabilitación, ha permitido desarrollar terapias más dirigidas y personalizadas obteniendo resultados positivos que impactan de manera directa sobre la salud mental.

Para concluir, ¿qué mensaje le gustaría transmitir a las personas que están luchando con su salud mental?

Quisiera transmitirles que no están solos en su lucha. Pedir ayuda es un acto de valentía y un primer paso esencial hacia la recuperación. La salud mental, como la física, puede mejorar con el tratamiento adecuado y el apoyo correcto. Les animaría a que busquen apoyo en su red y, a nivel clínico, en equipos multidisciplinares especializados. El camino puede ser difícil, pero hay recursos disponibles para ayudarles a atravesarlo.