Las vacaciones de verano representan un cambio significativo en las rutinas diarias de los niños, lo cual puede ser especialmente desafiante para aquellos con trastornos neurológicos. Estos niños suelen beneficiarse de estructuras y horarios predecibles, y la alteración de estas rutinas puede generarles estrés y ansiedad. La interrupción de las actividades escolares y terapias regulares puede afectar su estabilidad emocional y comportamental, complicando aún más su adaptación a los cambios.

Además, la falta de estructura y la relajación de las normas pueden dificultar la gestión del comportamiento y las expectativas tanto para los niños como para sus familias. La neuropsicóloga Sara Herrero, directora del Gabinete Multidisciplinar de la Fundación Querer, explica que la previsibilidad y consistencia en las rutinas son claves para el bienestar de estos niños. Sin un marco estructurado, pueden surgir dificultades adicionales en el manejo de su condición, afectando su progreso y estabilidad durante este periodo estival.

Por eso, y a medida que se acerca el fin de curso y se aproximan las vacaciones de verano, las familias buscan consejo en centros especializados, como es el caso de la Fundación Querer, para afrontar julio y agosto de la mejor manera posible. La neuropsicóloga Sara Herrero, directora del Gabinete Multidisciplinar de la fundación, es la encargada de ofrecer una serie de recomendaciones para las familias con niños que tienen trastornos neurológicos. Herrero subraya la importancia de mantener ciertas rutinas y estructuras a pesar de la flexibilidad propia de la época estival.

En primer lugar, Sara Herrero insiste en la necesidad de conservar un orden en el día a día. «Aunque el verano es una época de mayor flexibilidad, no debemos olvidarnos de mantener cierta rutina, especialmente en cuanto a los horarios de comida y sueño. Es importante que, aunque haya una mayor flexibilidad, se mantenga un orden en las rutinas para que la vuelta a la rutina escolar no sea tan difícil», explica.

Asimismo, la neuropsicóloga enfatiza la importancia de mantener los límites y normas establecidos durante el curso escolar. «Si hemos tenido límites y normas durante el curso, es crucial mantenerlos también en verano, aunque de manera más flexible. Esto incluye el uso de pantallas y las normas básicas de convivencia en casa», señala Herrero. La consistencia en estos aspectos ayuda a los niños a sentirse seguros y comprendidos en su entorno.

Otro punto que destaca Herrero es la valoración del esfuerzo por encima del resultado. «Nuestros niños se esfuerzan muchísimo y siempre debemos valorar este proceso más allá de lo que logren al final«, comenta. Este enfoque es igualmente relevante durante el verano. «Aunque sea en un juego o en tareas cotidianas, debemos valorar el esfuerzo por encima del resultado, ya que esto influye significativamente en su autoestima y confianza«, añade.

Como conclusión, las tres recomendaciones principales de Herrero son mantener un cierto orden en las rutinas, conservar los límites y normas con flexibilidad, y valorar el esfuerzo por encima del resultado. Estos consejos, según Herrero, pueden ayudar a las familias a gestionar mejor el periodo de vacaciones y a preparar una transición más suave de regreso a las actividades escolares. «Esperamos que estos consejos os sirvan para esta época de vacaciones y nos vemos a la vuelta», concluye.