Los niños y niñas con dificultades en el aprendizaje necesitan seguir recibiendo atención y refuerzo durante las vacaciones. El verano es muy largo, por eso desde el campamento terapéutico de la Fundación Querer nos hemos encargado de proporcionarles, durante el mes de julio, la estimulación que necesitan de una forma lúdica y personalizada.
Por tercer año consecutivo, una veintena de niños de entre 3 y 16 años, en grupos muy reducidos, han realizado actividades para reforzar habilidades como la atención, la lectoescritura y la psicomotricidad, acompañadas también del inglés, tal y como te mostramos aquí.
En el último día de campamento, las familias aseguran estar “contentas” y “satisfechas” con la experiencia. El balance es positivo, tanto por la alegría con la que sus niños han acudido cada día al centro, como por la evolución que han visto en ellos.
“Ha superado mis expectativas porque veo una evolución en mi hijo en tan solo tres semanas fascinante«, nos cuenta Sher, madre de Yago, un niño de 4 años con trastorno del lenguaje y rasgos autistas.
Desde el equipo de profesionales del campamento, también se muestran orgullosos de este proyecto y consideran que ha sido una “experiencia muy positiva”. “Así nos lo han transmitido las familias”, asegura la directora de ‘El Cole de Celia y Pepe’, Susana Lominchar.
Por su parte, desde el Gabinete de la Fundación Querer, que trabaja en conjunto con el colegio en el desarrollo del campamento, su directora, Marta Fernández, afirma que “los niños vienen felices porque tienen la sensación de que vienen a pasárselo bien y eso para nosotros es un éxito porque realmente está diseñado para que todos los objetivos de estimulación se hagan de una manera lúdica y atractiva para el niño”.
Equipo multidisciplinar de profesionales
Las familias de estos niños y niñas, con dificultades en el aprendizaje (retraso en lectoescritura, TDAH, retraso madurativo, etc.), acuden al campamento terapéutico de la Fundación Querer en busca de tiempo de ocio para sus hijos de la mano de profesionales que, al mismo tiempo, puedan potenciar sus habilidades de una forma personalizada.
“No hay nadie que esté en el campamento por ser monitor de ocio y tiempo libre. Todos los profesionales que hay aquí son terapeutas: psicólogos, logopedas, terapeutas ocupacionales, psicopedagogos, profesores… La calidad del trabajo es muy alta”, asegura Marta Fernández.
La figura del terapeuta sombra
Algunos de los niños disfrutan del campamento de la mano de un terapeuta sombra: un profesor, psicólogo o terapeuta ocupacional, dependiendo del perfil del niño, que intermedia entre él y su aprendizaje y lo acompaña en sus actividades durante todo el día.
“Hay niños a los que les cuesta poder seguir la dinámica porque se van de la actividad con mucha frecuencia, sus tiempos de atención son muy cortos, o lo quieren hacer todo muy deprisa. El terapeuta va a ir traduciendo y pausando la actividad para que el niño vaya llevando el ritmo que debería seguir. Hace que las dinámicas no se le enlentezcan, y eso también es favorecedor para el resto de niños”, explica la directora del Gabinete.
«Pedimos la ayuda de un terapeuta para que apoyara a nuestro hijo y pudiera hacer las actividades del campamento mejor con los demás niños, más adaptadas», padres de Eric
Las propias familias solicitan en ocasiones este servicio para que sus hijos puedan sacar el máximo partido a las actividades. Es el caso de los padres de Eric, un niño de 4 años con trastorno del espectro autista (TEA) que ha estado acompañado durante estas cuatro semanas de un terapeuta sombra, en su caso, un psicólogo.
“Se unieron un montón desde que se conocieron, hicieron muy buenas migas y súper bien los dos. Lo pedimos porque, como el niño es un poco pequeño, entendíamos que le podía venir mejor tener la ayuda del terapeuta sombra para que le apoyara y pudiera hacer las actividades del campamento mejor con los demás niños, más adaptadas”, cuentan.
Una ayuda que, en tan solo cuatro semanas, se ha visto reflejada en una evolución en Eric. “Se le ha visto mejora en casa, en las órdenes y ha mejorado mucho la atención. Estamos encantados, ha merecido la pena”, nos cuentan sus padres, antes de volverse a Murcia, su lugar de residencia habitual, desde donde han venido tan solo para acudir al campamento.
Un programa exigente
Además de su equipo de profesionales, otro de los aspectos que diferencia al campamento de la Fundación Querer de otros es su programa, con actividades muy exigentes que favorecen un alto rendimiento en verano, donde se estimula a estos niños a nivel cognitivo, del lenguaje, pero también a través del deporte, esencial en niños con dificultades de aprendizaje.
Verónica, madre de Guillermo, un niño de 7 años con TEA, destaca el amplio programa de actividades del campamento, donde su hijo ha podido seguir trabajando habilidades como la psicomotricidad y la lectoescritura. “Él lee de carrerilla, pero todavía no comprende lo que lee. El otro día fue él quien me pidió trabajar conmigo en casa. Muchas veces se lo decía yo y no le apetecía”, comenta contenta.
“Todos los campamentos en los que habíamos estado dicen que son adaptados o que tienen alguna persona experta y luego realmente no es así. Este ha sido el primer año aquí y la verdad es que la experiencia ha sido buenísima. Guillermo todos los días ha llegado contento, uno de los primeros días llegó diciéndome que había sido ‘un día genial’ y para mí, cuando dice eso, significa mucho. El año que viene repetiremos seguro”, añade.
La piscina, la actividad favorita de los niños
En esta época del año, la piscina se convierte en uno de los principales atractivos de nuestro campamento. Sobre todo para los niños, quienes coinciden en que las clases de natación son su actividad favorita. Además, los padres agradecen que sus hijos aprendan a nadar antes de disfrutar de sus vacaciones de verano.
“Veo una evolución en Yago en tan solo tres semanas fascinante, sobre todo en natación. Mi hijo tenía un poco de miedo al agua, no sumergía la cabeza, ya la sumerge”, nos cuenta Sher.
Su hijo, de cuatro años, se incorporará el próximo curso a ‘El Cole de Celia y Pepe’: “He visto la evolución de Yago tan fascinante que no puedo esperar a ver todo lo que él va a aprovechar el curso escolar en este centro, que ofrece unos cursos personalizados para cada niño”.
Al campamento de verano de la Fundación Querer no solo vienen niños que proceden de la educación especial. Es el caso de Gabi, de 7 años, quien acude a un colegio de educación ordinaria y ha repetido este año en nuestro campamento. “Me encanta a nivel de compañeros. En su colegio tiene compañeros de necesidades educativas especiales, pero la mayoría no las tienen, y el hecho de venir aquí y compartir actividades con niños de características especiales como ella a mí me encanta”, asegura su madre.
Un entorno idílico
El campamento terapéutico de la Fundación Querer tiene lugar en las instalaciones de ‘El Cole de Celia y Pepe’, un entorno inmejorable donde los niños y niñas aprovechan los recursos de un centro escolar mientras disfrutan de la tranquilidad que les ofrece el jardín, con campo de fútbol y baloncesto, además de piscina.
“Las instalaciones y el entorno son muy importantes porque no es lo mismo estar en una habitación trabajando, aunque hagas cosas lúdicas, que aquí. Habíamos ido a otros campamentos pero no tenían piscina, así que cuando encontré este campamento en este entorno tan bueno, la naturaleza, la piscina… Otros eso no lo tienen”, cuenta Verónica, madre de Guillermo, de 7 años.
¿Y en agosto qué?
Los niños con dificultades en el aprendizaje no se benefician de hacer un parón tan largo. Es positivo que sigan fomentando sus habilidades durante el verano, pero también es necesario que descansen en agosto.
Los deberes ya están hechos, por lo que es momento de pasar tiempo con la familia e incluso aburrirse, porque el aburrimiento fomenta la creatividad y la imaginación. No obstante, nuestros profesionales recomiendan combinar el descanso con actividades similares a las del campamento, para reforzar la escritura, la memoria o la atención, pero a través de juegos y situaciones de la vida cotidiana.