El incremento de luz durante el verano puede afectar significativamente los patrones de sueño, especialmente en niños con trastornos neurológicos. Estos niños, que a menudo ya enfrentan dificultades para conciliar y mantener el sueño, pueden encontrar aún más complicado regular su ciclo de descanso debido a las prolongadas horas de luz solar. La luz influye en la producción de melatonina, la hormona que induce el sueño, y la exposición excesiva puede retrasar su liberación, causando insomnio y alteraciones en el ritmo circadiano. Mantener un sueño reparador es esencial para su bienestar físico y emocional, haciendo que sea crucial implementar estrategias específicas durante los meses de verano para mitigar estos efectos.
Daniela Tautiva, coordinadora terapéutica del Gabinete de la Fundación Querer, enfatiza la importancia de un «sueño vigilado» durante el verano. «Con más horas de luz solar, es fundamental bajar las persianas un poco antes de que se ponga el sol para procurar que la melatonina se desarrolle de forma natural y podamos conciliar el sueño mucho más temprano», recomienda. «Crear un ambiente oscuro y tranquilo antes de la hora de dormir puede ayudar a regular el reloj biológico de los niños, facilitando un descanso adecuado y reduciendo la irritabilidad y el mal humor causados por la falta de sueño».
Alimentación saludable y rutina
La alimentación también juega un papel crucial en el bienestar de los niños con trastornos neurológicos. «Es importante alimentarnos de forma lo más saludable posible, beber mucha agua y procurar una rutina lo más estable posible», señala Tautiva. Durante el verano, es recomendable aumentar el consumo de frutas y verduras frescas, que no solo son nutritivas sino también hidratantes. Evitar los alimentos procesados y con alto contenido de azúcar puede prevenir fluctuaciones en los niveles de energía y comportamiento.
Mantener una rutina estable puede ser un desafío durante las vacaciones, pero es esencial para los niños con trastornos neurológicos. «Procurar una rutina lo más estable posible» es uno de los consejos principales de Tautiva. Aunque los horarios pueden ser más flexibles durante el verano, es beneficioso mantener consistencia en las actividades diarias como las comidas, los tiempos de juego y, especialmente, la hora de dormir. Esto proporciona un sentido de seguridad y previsibilidad que puede ayudar a los niños a manejar mejor los cambios.
Estimulación sensorial y ambientes seguros
Muchos niños con trastornos neurológicos tienen sensibilidades sensoriales. «Durante el verano, esto puede incluir una mayor sensibilidad al calor, la luz y el ruido. Proporcionar espacios tranquilos y frescos donde puedan retirarse si se sienten abrumados es importante», aseguran desde el Gabinete de la Fundación Querer. También se debe considerar el uso de gafas de sol, gorros y cremas solares especiales para proteger su piel y ojos del sol.
Para los niños con trastornos neurológicos, un ambiente seguro y adaptado es fundamental. «Durante el verano, asegúrate de que los espacios donde juegan y pasan el tiempo estén bien protegidos del sol con sombrillas o toldos, y que tengan acceso a agua y sombra en todo momento». Utilizar ropa ligera y de colores claros puede ayudar a mantenerlos frescos y cómodos.