El verano ofrece una oportunidad ideal para continuar con las sesiones de hidroterapia para niños con discapacidad, aprovechando la piscina durante las vacaciones. La hidroterapia, que utiliza el agua para facilitar el ejercicio y la rehabilitación, puede ser particularmente beneficiosa para mejorar la movilidad, la fuerza y la coordinación en un entorno lúdico y relajante. La piscina de vacaciones permite integrar estas terapias de manera natural en la rutina diaria, combinando el disfrute del tiempo libre con la continuación de tratamientos esenciales, lo que contribuye al bienestar y desarrollo continuo de los niños.
Hablamos con Lucía Cerra, fisioterapeuta de la Fundación Querer, sobre los beneficios de la hidroterapia y la posibilidad de sacarle partido a la piscina durante las vacaciones de verano.
Para quien no la conozca, brevemente, ¿qué es la terapia acuática y cómo se aplica en el tratamiento de pacientes con trastornos neurológicos o discapacidad?
Se trata de otro tipo de terapia, su característica principal es que el medio de tratamiento es el agua. Muchos pacientes neurológicos realizan este tipo de terapias. Gracias a las características que presenta el medio, como la temperatura, poder quitar el peso al sumergirnos, etc. Esto nos permite jugar con la dificultad de la terapia y con el tipo de paciente al que aplicamos la terapia, ya que si tenemos un paciente más afectado que tenga poca capacidad de movimiento, el medio acuático le permitirá en muchos casos ejecutar movimientos que fuera del agua le resultan más complejos o incluso prácticamente imposibles, por eso es una terapia idónea en este tipo de pacientes como complemento a otro tipo de terapias.
¿Qué instalaciones y equipamiento son necesarias para ofrecer un servicio de terapia acuática?
Se suele realizar en piscina, lo ideal sería que la piscina tuviese varios niveles de profundidad para trabajar en las diferentes zonas según objetivos y tipo de paciente. En muchos casos es necesario tener dispositivos como grúas u otro tipo de ayudas para facilitar la entrada y salida de los pacientes en el agua. Por otro lado, el equipamiento necesario será en función del paciente que tengamos y los objetivos planteados, pero en muchos casos se utilizan planchas, colchonetas, tablas, churros, pesas, pelotas, aros, cubos, cinta de marcha acuática, escalones, juguetes encajables, ventosas, etc…
¿Cómo se desarrolla una sesión típica de terapia acuática?
En nuestro caso, trabajamos con sesiones de 45 minutos. En primer lugar, si es posible, se trabajará la entrada en el agua con ayuda o de forma autónoma. En segundo lugar, según el paciente y objetivos que queramos conseguir trabajaremos en la sesión fortalecer, trabajar la estabilidad, la movilidad, la marcha… entre otros. En tercer lugar, después de haber realizado la parte principal del tratamiento, trabajaremos si es posible la flotación y nos prepararemos para el final de la sesión. Por último, del mismo modo en el que trabajamos la entrada a la piscina, si es posible, se trabajará la salida de forma autónoma o con ayuda.
En vuestro caso, ¿cuál es el perfil al que va dirigido el servicio?
En nuestro caso, trabajamos con niños desde el nacimiento hasta los 18-21 años. Trabajamos con peques con diferentes patologías, desde retrasos del desarrollo motor, peques con hipotonía hasta niños con parálisis cerebral infantil, síndromes que afecten a la parte motórica, entre otros.
¿Qué beneficios específicos ofrece la terapia acuática a estos pacientes con trastornos neurológicos o discapacidad?
Favorece el movimiento y la ejecución de ciertas acciones que fuera del agua les son más complejas. Les ayuda a relajar si trabajamos con agua más caliente en casos de espasticidad y también podemos trabajar con ellos a través del juego y ejercicios a la activación de la musculatura para favorecer el tono.
¿Se observa alguna mejoría común y compartida por todos pacientes que siguen un programa regular de terapia acuática?
Como he comentado anteriormente, los pacientes que suelen venir a terapia acuática, suelen tener afectaciones en las que es necesario más de un tipo de tratamiento, por lo que lo ideal es realizar una terapia común en la que se trabajen objetivos similares tanto fuera como dentro del agua. Para que aquellos objetivos que trabajemos previamente con menor dificultad dentro del agua.
¿Qué importancia tiene la individualización del tratamiento en la terapia acuática?
Es muy importante hacer un tratamiento específico e individualizado para cada paciente, ya que cada paciente es único y debemos adaptarnos a sus necesidades. También debemos destacar que en algunos casos es interesante realizar terapia en agua en grupo en el caso en el que tengamos peques que por sus características se puedan enriquecer de este tipo de sesiones.
¿Se complementa bien la terapia acuática con otras formas de tratamiento fisioterapéutico o médico?
Por supuesto, es muy importante el abordaje multidisciplinar y realizar un tratamiento integral, todas las terapias aportan y en conjunto con el resto de las terapias se obtendrán mejores resultados que si realizamos un único tratamiento. Aunque es importante individualizar y valorar cada caso, ya que no todos necesitan ni la misma cantidad de horas ni las mismas terapias.
¿Cómo afecta la terapia acuática a la calidad de vida diaria de los pacientes? ¿Les otorga mayor independencia o capacidad funcional?
Efectivamente, una de las áreas que trabajamos con muchos peques en este tipo de terapias es mejorar su capacidad funcional y la calidad del movimiento para obtener a largo plazo mayor calidad de vida.
El verano está a la vuelta de la esquina. Es una época sinónimo de piscina. ¿Pueden las familias sacarle partido terapéutico al agua durante sus vacaciones aprovechando esta estación del año?
Por supuesto, y también pueden favorecerse del agua para jugar con los peques, es un medio que a los niños les apasiona y normalmente en vez de sentir que estar haciendo una terapia o que les toca trabajar, suelen enfocarlo como un momento de diversión y ocio.
Si es así, ¿qué deben tener en cuenta para lograrlo?
Debemos tener en cuenta la capacidad de cada peque, que estén siempre acompañados o controlados por un adulto, y pautar ciertas ayudas que pueden facilitar a nuestros peques y a los papás el tiempo en el agua.