En toda clase, la relación entre el profesor y el alumnado juega un papel fundamental para el éxito de la enseñanza. Cualquier asignatura se aprenderá más fácil si el profesor entiende y conoce a los estudiantes. En la enseñanza del inglés, este vínculo entre ambos agentes resulta todavía más valioso, pues permite explorar y explotar los gustos y preferencias del escolar sin desviarse del aprendizaje.
Enseñar al alumnado a comunicarse en una lengua que no es la suya, no siempre es tarea fácil. Es todo un nuevo mundo de palabras y sonidos desconocidos que muchas veces puede abrumar a quien aprende. Esto puede verse como un obstáculo a la hora de enseñar, pero también le da al docente la libertad de moldear la estructura de la enseñanza a los gustos del estudiante. La enseñanza de una segunda lengua es un campo educativo tremendamente flexible, que permite abordar el aprendizaje de numerosas maneras efectivas.
En el inglés, el objetivo del profesor tiene que ser despertar en el alumno la curiosidad y necesidad de comunicar en esa lengua ¿Cómo? Utilizando infinidad de recursos y, sobre todo, conociendo al alumno.
Obviamente una metodología y cierta estructura son necesarias, pero dentro de ellas es responsabilidad del profesor ingeniárselas para llegar a la complicidad con el alumno. Es aquí donde entra en juego la importancia del vínculo antes mencionado. Conocer los gustos y preferencias del alumno son herramientas imprescindibles para generar esa conexión y así lograr el objetivo educativo.
En la enseñanza del inglés, al igual que debería ser en otras asignaturas, las aficiones del alumno pueden y deben estar siempre presentes fomentando y generando esa comunión con el profesor y, finalmente, con el aprendizaje en sí. Así, si se quiere enseñar los números a un/a niño/a al/a la que le encanta el fútbol, una actividad podría ser pasarse el balón hasta llegar a diez. Si se quiere ampliar el vocabulario de un/a niño/a al/a la que le gusten los muñecos, una actividad puede ser tener una mascota de clase y aprender con ella las partes del cuerpo, acciones y situaciones. Y así con infinidad de gustos.
El inglés es una lengua más con la que comunicarse y una herramienta más para el futuro, y es responsabilidad del profesor encontrar los estímulos que hagan que el alumno se implique con el aprendizaje y sea un participante activo en este proceso de aprender y enseñar.
Benjamin Pitters, profesor de inglés del Cole de Celia y Pepe.
The importance of teacher-student link in the learning of a second language
In any class, teacher and student relationships play an essential role in successful teaching. Any subject will be easier to learn if the teacher understands and knows the students. In teaching English, the link between these two agents is even more valuable, allowing to explore and promote the student’s tastes and preferences while keeping up the learning process.
Teaching students to communicate in a language other than their own is not always an easy task. A whole new world of unknown words and sounds that can often overwhelm the learner. This may be seen as an obstacle to teaching, but it also offers the educator the freedom to adapt the teaching structure to the student’s tastes. Teaching of a second language is an extremely flexible educational field, which allows learning to be approached in many effective ways.
When teaching English, the teacher’s goal is to spark the student’s curiosity and motivation to communicate in that language. How? Using endless resources and, above all, knowing the student.
Evidently methodology and a degree of structure are necessary, but the responsibility of building complicity with the student lies with the teacher. Here is where the importance of the link mentioned above comes into play. Knowing the tastes and preferences of the student are essential tools to create such connection and as a result achieve the educational objective.
When teaching English and other subjects too, the student’s interests must and should always be present, promoting and stimulating that empathy with the teacher and, finally, with learning itself. For example, you can teach numbers to a child who loves football by passing the ball and counting up to ten. You can expand the vocabulary of a child who likes plush toys, by having a class pet and learning the body parts, actions and situations. And so forth with a countless number of interests.
English is one more language to communicate with and one more tool for the future, and it is the teacher’s responsibility to find the incentives that make the student engage with learning and become an active participant in the learning and teaching process.