La importancia de las familias en la intervención logopédica

El principal objetivo de un logopeda al iniciar una intervención es afrontar con la adecuada metodología las diferentes dificultades que presenta un paciente relacionadas con la comunicación, el habla, la voz, el lenguaje y la deglución.

Por otro lado, el papel que debe desempeñar la familia de dicho paciente es fundamental para garantizar una evolución óptima de las diferentes habilidades a tratar.

Es importante tener presente en todo momento que la familia, en la mayoría de las ocasiones, es el entorno de principal de referencia del niño/a. La familia va a ser quien esté presente a lo largo del todo el desarrollo, así como servir de modelo de aprendizaje para poder llevar a cabo la correcta adquisición de diferentes habilidades. Por tanto, por estas razones, el terapeuta va a apoyarse siempre en ellos para garantizar el éxito de la intervención. Una correcta coordinación y comunicación entre el logopeda y la familia del paciente es clave.

Por su parte, el terapeuta debe ser el encargado de cerciorarse que la familia ha entendido las diferentes orientaciones dadas y que las están llevando a cabo correctamente en casa. Para ello, es necesario conocer primero tanto al paciente como las rutinas que lleva a cabo con la familia y tener una comunicación fluida y de confianza con ellos.

Un claro ejemplo de la importancia de la familia en la intervención logopédica es al tratar el desarrollo del lenguaje en población infantil, donde va a ser imprescindible que participe activamente llevando a cabo las diferentes pautas y tareas que el logopeda les indique hacer con su hijo/a en casa, ya que como se ha indicado anteriormente son ellos los encargados de brindar los diferentes modelos que el niño/a va a usar para llevar a cabo el desarrollo de su lenguaje.

Por tanto, aunque el logopeda es quien debe asumir el rol principal en la intervención, ésta no sería fructífera sin que otras entidades, como en este caso es la familia, se involucren de manera activa con un objetivo común, dotar de diferentes habilidades al paciente para que este las pueda utilizar en su día a día.