El Trastorno del Desarrollo del Lenguaje (TDL) es una condición que afecta la capacidad de los niños para comprender y expresarse, con implicaciones que van más allá del lenguaje, impactando también sus emociones y habilidades sociales. Hablamos con Virginia Estremera, logopeda de El Cole de Celia y Pepe, de Educación Especial, explica cómo el diagnóstico temprano y las terapias adecuadas pueden transformar la vida de los niños con TDL.

¿Qué es exactamente el Trastorno Específico del Lenguaje (TEL) y cómo se diferencia de otros trastornos del habla o del lenguaje?

El DSM-5 elimina el término “específico”, ya que las investigaciones recientes sugieren que el trastorno no se limita al dominio del lenguaje, sino que también presentan dificultades en otras áreas como la memoria, la atención o, incluso, el desarrollo motor. Nos referiremos a partir de ahora a este trastorno como Trastorno del Lenguaje o Trastorno del Desarrollo del lenguaje, TL/TDL. El DSM-5 define el TL como “la presencia de dificultades persistentes en la adquisición y en el uso del lenguaje, debidas a déficits en la comprensión o producción de palabras, frases, estructuras o narración, tanto en la comunicación hablada como en la escrita, y no se pueden atribuir a un deterioro auditivo o sensorial, a una disfunción motora o a otra afección médica o neurológica, y no se explican mejor por una discapacidad intelectual”. Además, el TDL puede tener un impacto en otras áreas del desarrollo, como son las habilidades sociales, emocionales y académicas del niño.

El habla se define como la producción de sonidos expresivos, y comprende la articulación, la fluencia, la voz y la calidad de resonancia, por lo tanto, estaríamos ante otros trastornos como pueden ser la disfonía, disfemia (tartamudez) o trastornos de los sonidos del habla (TSH).

¿Cuáles son los primeros signos que los padres o profesores deberían observar para detectar posibles dificultades relacionadas con el TDL en un niño?

Los niños con TDL suelen empezar a hablar más tarde de lo esperado. Algunos de ellos no dicen sus primeras palabras hasta los 2 años de edad y/o no dicen frases de dos palabras hasta los 3. Según van adquiriendo el lenguaje, se observa que los niños presentan dificultades para expresarse verbalmente y, en ocasiones, se ayudan de gestos y sonidos para que se les entienda. Por otra parte, algunos de estos niños también tienen dificultades para comprender el lenguaje y les cuesta descifrar los mensajes verbales, por lo que muchas veces necesitan fijarse en la información visual del contexto para intentar entender lo que se les dice. En definitiva, los niños con TL van a presentar un vocabulario reducido, una estructura gramatical simplificada o incorrecta para la edad y un discurso alterado, sobre todo en la narración.

Cuando se empiece a sospechar de dificultades en la comprensión y expresión habría que realizar un diagnóstico diferencial y descartar cualquier alteración sensorial, motora o cognitiva (hipoacusia, retraso global o discapacidad intelectual).

¿A qué edad suele diagnosticarse el TDL y por qué es importante una intervención temprana en estos casos?

En edades muy tempranas, si la comunicación está gravemente comprometida, el TDL puede confundirse con el Trastorno del Espectro del Autismo (TEA). Además, pasados los primeros años, podríamos encontrarnos ante un caso de Retraso Simple del Lenguaje que sí evolucionará favorablemente. Alrededor de los 3 años de edad se podría empezar a diferenciar este trastorno de otros y, entre los 4 y 5 años se podrá realizar un diagnóstico fiable. Es decir, es necesario descartar otros trastornos para llegar al diagnóstico de TDL.

Un abordaje precoz de estas dificultades ayudará al niño en el proceso de adquisición del lenguaje y le proveerá herramientas para desarrollar una comunicación más eficaz y asentará las bases para la futura intervención en cualquier otro contexto. Esto no quiere decir que el problema desaparezca a medida que los niños crecen, sino que con el tratamiento las dificultades se hacen menos evidentes y se dan estrategias para solventar sus dificultades, ya que éstas cambian a medida que crecen.

¿Qué tipo de evaluación y diagnóstico realizan los logopedas para confirmar un caso de TDL?

Debido a que para confirmar si nos encontramos ante un TDL hay que descartar cualquier otra patología, es necesario realizar un diagnóstico diferencial y por ello la evaluación debería llevarse a cabo a través de un equipo multidisciplinar que incluya médicos y psicólogos, además de logopedas. Se realizarán observaciones directas, entrevistas y cuestionarios con los padres y/o maestros, además de pruebas estandarizadas.

¿Qué impacto tienen estas dificultades en su desarrollo emocional?

La adquisición del lenguaje y el desarrollo social y emocional se influyen de forma recíproca. La dificultad para comunicarse genera problemas emocionales, ya que el ser humano es un ser social por naturaleza. Los niños y niñas con TDL pueden tener más preocupaciones, miedos y menos confianza en sí mismos en comparación con sus iguales y a tener más dificultad para regular sus emociones. Se observa que estos niños presentan mayor número de rabietas y menor tolerancia a la frustración. Por lo tanto, cuanto mejor vocabulario y lenguaje tengan los menores, más herramientas tendrán para regular sus emociones.

¿Qué tipos de terapias y estrategias son más efectivas para ayudar a las personas con TL/TDL a mejorar sus habilidades comunicativas?

El Trastorno del Desarrollo del Lenguaje puede que no tenga una cura definitiva, pero existen diversas estrategias y tratamientos que pueden mejorar sus habilidades comunicativas y sociales. En algunos casos, puede ser necesario combinar sesiones de logopedia con otras intervenciones, como la terapia ocupacional o la psicología.

Para los niños en edad escolar, el tratamiento puede centrarse en comprender las instrucciones en el aula, lo que incluye ayudarles con problemas como: seguir las instrucciones, comprender el significado de las palabras nuevas, organizar y planificar la información, mejorar las habilidades de hablar, leer y escribir. Los adultos pueden necesitar ayuda para aprender vocabulario técnico o mejorar las habilidades de escritura en el lugar de trabajo.

¿Cómo puede un entorno familiar o escolar colaborar en el tratamiento del TDL para potenciar el desarrollo del lenguaje?

El entorno donde crecen y se desarrollan los menores tanto en la infancia como en la adolescencia, tiene gran relevancia y por ello los progenitores y maestros juegan un papel principal en el desarrollo emocional y del lenguaje de los niños y niñas. Se deben promover espacios para desarrollar el lenguaje de forma lúdica y también situaciones emocionales, ya sea a través de historias, cuentos o dibujos animados.

Es sumamente importante trabajar de forma coordinada entre la escuela, el hogar y los terapeutas, para que el desarrollo de los niños/as tenga mejores resultados. En la escuela aquellos con TDL pueden beneficiarse de adaptaciones curriculares y pedagógicas para facilitar su aprendizaje, como el uso de recursos visuales o auditivos, o la implementación de programas de apoyo escolar.