Jim Abrahams falleció el pasado 26 de noviembre en Santa Mónica, California

Reconocido como uno de los genios detrás de películas icónicas como Aterriza como puedas y Agárralo como puedasJim Abrahams se enfrentó a un desafío que transformaría su vida. En la cima de su carrera como director y productor de comedias, tuvo que enfrentarse al diagnóstico de epilepsia intratable en su hijo menor, Charlie. Esta experiencia lo llevó a redefinir su propósito en la vida, impulsándolo a explorar una terapia casi olvidada y a convertirse en un defensor incansable de las familias afectadas por la epilepsia.

En 1993, Abrahams vivió uno de los momentos más difíciles de su vida. Charlie, de tan solo un año, comenzó a sufrir convulsiones severas que los médicos no lograban controlar. «Probamos prácticamente todos los medicamentos disponibles en ese momento, pero ninguno funcionaba. Cada tratamiento fallido traía más efectos secundarios y mayor desesperación», recuerda Abrahams. Cuando las medicinas no dieron resultado, la familia se sometió a una intervención quirúrgica cerebral que tampoco logró detener las crisis.

En medio de este caos, Abrahams no solo enfrentaba los retos de la enfermedad de su hijo, sino que también debía lidiar con el impacto emocional de ver cómo Charlie perdía habilidades motoras y cognitivas. «Ver a tu hijo retroceder en su desarrollo y no poder hacer nada al respecto es una de las experiencias más devastadoras que puede vivir un padre», confesó en una entrevista.

De los guiones cinematográficos a los manuales médicos

La desesperación llevó a Abrahams a investigar personalmente en la biblioteca médica de UCLA. Fue ahí donde encontró referencias a la dieta cetogénica, una terapia desarrollada en los años 20 que había caído en desuso con el auge de los medicamentos modernos. “Lo que leí fue increíble: décadas de estudios demostraban que aproximadamente un tercio de los niños que seguían esta dieta quedaban libres de convulsiones. Otros lograban mejoras significativas, mientras que un tercio no respondía. Pero esos resultados eran mucho mejores que los de los medicamentos», explicó Abrahams.

Pese al escepticismo de los médicos, Jim decidió darle una oportunidad. Junto a su esposa y Charlie, viajó al Hospital Johns Hopkins, donde especialistas implementaron el tratamiento. El resultado fue sorprendente: en solo dos días, las crisis desaparecieron por completo, y en un mes, Charlie dejó de necesitar medicamentos.

The Charlie Foundation

La recuperación de Charlie marcó un punto de inflexión en la vida de Abrahams. Impulsado por la gratitud y el deseo de ayudar a otros, fundó en 1994 The Charlie Foundation, una organización dedicada a promover la dieta cetogénica como una opción terapéutica para la epilepsia y otras enfermedades neurológicas. A través de la fundación, Abrahams trabajó incansablemente para financiar investigaciones, formar a profesionales de la salud y educar a familias sobre los beneficios de esta dieta.