La inteligencia artificial (IA) ha comenzado a transformar diversos sectores, y la educación especial no es la excepción. Manuel García Navamuel, ingeniero de Telecomunicaciones, y Benjamin Pitters, profesor de Inglés en El Cole de Celia y Pepe, un centro de educación especial, abordarán el impacto de esta tecnología en la creación de materiales adaptados a las necesidades de niños con discapacidad en su ponencia del próximo 23 de noviembre. Bajo el marco de las jornadas de Formación de Fundación Querer en CaixaFórum, ambos profesionales expondrán las oportunidades y desafíos que presenta la IA en este campo, así como la necesidad de colaboración entre ingenieros y docentes.
Hablamos con ellos antes de la ponencia, para la que aún quedan plazas libres, para conocer los hitos más importantes de su investigación.
Potencial de la IA en la Educación Especial
Para García Navamuel, la IA tiene un “potencial inmenso” para personalizar los materiales didácticos. Gracias a la posibilidad de ajustar los «prompts» o instrucciones que se dan a los algoritmos, es posible definir las habilidades y necesidades específicas de cada niño. Esto significa que los contenidos creados se adaptan de manera más precisa a cada caso. «Antes de la IA, este ejercicio ya se realizaba por los docentes, pero ahora cuentan con una herramienta poderosa que les permite hacerlo de forma más efectiva y eficiente«, explica. En un próximo taller, García y su equipo planean mostrar ejemplos prácticos, como la creación de cuentos y videos musicales adaptados, que ilustran cómo la tecnología puede eliminar barreras en el aprendizaje y fomentar la inclusión.
Una de las grandes ventajas de la IA es su capacidad de personalizar los contenidos según el tipo de discapacidad, afirma García Navamuel. «Las herramientas de IA utilizan modelos entrenados con miles de millones de datos, lo que permite analizar una gran variedad de casos similares a los que planteamos. De esta manera, al introducir un ‘prompt’ sobre una necesidad específica, la IA busca patrones relevantes, adaptando los contenidos de forma precisa». Este enfoque facilita que los estudiantes con discapacidad puedan seguir el ritmo del aula, promoviendo un aprendizaje inclusivo. Además, al reducir el tiempo y esfuerzo requeridos para adaptar materiales, los docentes pueden centrarse en apoyar y guiar a cada alumno.
Innovación en recursos didácticos
Las posibilidades que ofrece la IA en la creación de recursos innovadores son, según García Navamuel, prácticamente infinitas. Como parte de su trabajo en el taller, han desarrollado un asistente de voz que responde en tiempo real a preguntas formuladas por los asistentes, un modelo que podría ser adaptado para el aula. «Este asistente no es genérico, sino que adapta el lenguaje y la forma de explicar los conceptos a un público específico: los profesionales de la docencia«, comenta. Un asistente similar en el aula podría considerar las necesidades e intereses de los alumnos, generando un impacto positivo en su experiencia de aprendizaje.
El papel de los ingenieros, señala García Navamuel, se centra en la gestión de los datos para entrenar los algoritmos, así como en ajustar y validar las respuestas. Sin embargo, resalta que el verdadero reto es democratizar el acceso a estas herramientas, haciéndolas accesibles para los docentes sin que requieran conocimientos técnicos avanzados. “Muchos teléfonos móviles ya no traen instrucciones, queremos que la IA tampoco las necesite”, enfatiza, haciendo una analogía para destacar la facilidad de uso que se pretende alcanzar.
Privacidad y seguridad en el uso de IA en el aula
Benjamin Pitters subraya la importancia de asegurar que la IA sea segura y respete la privacidad de los estudiantes, especialmente en un ámbito tan sensible como la educación especial. «Es clave anonimizar los datos con los que entrenamos la IA«, asegura. En caso de que se usen informes médicos u otros documentos privados, es fundamental evitar compartir información que comprometa la privacidad de alumnos, familias y equipo multifuncional. Pitters recuerda que, al igual que sucede con las redes sociales, una vez que los datos se introducen en un sistema, no siempre se puede garantizar su destino final.
La formación de los docentes es esencial para que puedan utilizar estas herramientas en sus clases. Pitters destaca la necesidad de más espacios como el taller EducatIA, donde se reúnan técnicos y docentes para explorar conjuntamente el potencial de la IA y su aplicación en el aula. Este tipo de iniciativas, explica, no solo promueven la capacitación, sino que permiten a los docentes descubrir cómo resolver problemas específicos con la tecnología.
El futuro de la Educación
Para Pitters, el futuro de la IA en la educación especial es prometedor. Imagina un mundo en el que la IA permita una personalización del aprendizaje sin precedentes, transformando la interacción con el entorno educativo y redefiniendo el papel de muchas tareas. Sin embargo, señala que esto no implica una reducción de la relevancia del docente, sino una oportunidad para centrarse en habilidades humanas insustituibles, como la empatía y el juicio crítico.
“En el ámbito de la educación especial, los docentes podrán contar con herramientas que les ayuden a crear entornos inclusivos y centrarse en guiar y apoyar a cada estudiante”, concluye Pitters.