Un estudio, dirigido por el doctor e investigador de la Universidad Pompeu Fabra Wolfram Hinzen y en colaboración con profesionales de ‘El cole de Celia y Pepe’, ha demostrado que la madurez del lenguaje está relacionada con nuestra capacidad para categorizar perceptualmente eventos reversibles complejos, independientemente de si estas acciones se describen verbalmente durante la tarea o no.
Para llevar a cabo este estudio, publicado en la revista científica ‘Heliyon’, se seleccionó a 21 niños neurotípicos de 2 a 4 años de edad sin trastornos en el desarrollo y a un grupo clínico de 20 niños con necesidades especiales de ‘El cole de Celia y Pepe’ de un amplio rango de edad cronológica (CA, por sus siglas en inglés) que, en todos los casos, excedía su edad mental verbal (VMA). Ambas escuelas compartían vecindario y entorno socioeconómico.
Experimento
En el experimento, todos los niños vieron dos demostraciones de una serie de eventos transitivos (por ejemplo, el salto de un tigre sobre una niña), representados por juguetes. Después, un profesor apartó estos objetos de su vista y les mostró una bandeja con cuatro objetos. En el ejemplo anterior, un tigre y una niña diferentes, y dos distractores -un niño y un elefante-, pero con los mismos roles (agente y paciente, respectivamente).
A continuación, los participantes tenían que seleccionar los dos objetos correctos y representar la escena. Esta prueba se realizaba en dos ocasiones, con dos semanas de diferencia, una sin lenguaje y otra con lenguaje, en la que la profesora verbalizaba «el tigre salta por encima de la niña» al representar la acción.
«Cuando hay ausencia de lenguaje y no hay pistas verbales solo hay un componente gramatical-visual. Lo importante era saber si los niños eran capaces de desarrollar ese componente gramatical interno, es decir, reproducir la acción, aunque no sean capaces de verbalizar o estructurar la frase ‘el tigre salta por encima de la niña», explica Elisa Peinado, coordinadora pedagógica de ‘El cole de Celia y Pepe’, de la Fundación Querer, y una de las autoras del estudio.
El objetivo del estudio era determinar cómo, en el grupo neurotípico, el dominio de esta tarea y su resolución se relacionaba con la edad cronológica y, en el grupo clínico, averiguar si el rendimiento de la actividad estaba marcado por su edad mental verbal y una medida estandarizada para medir su comprensión gramatical, basada en un test de comprensión de estructuras gramaticales (CEG).
Resultados
Los resultados del experimento mostraron que alrededor del 50% de niños neurotípicos comienzan a realizar la tarea de forma correcta a los tres años y medio de edad cronológica, pero alcanzan el rendimiento máximo -superior al 80%- después de los cuatro.
En cuanto al grupo clínico, siguió un patrón similar teniendo en cuenta su edad mental verbal (por debajo de la cronológica). Es decir, alcanzan niveles de probabilidad del 50% hacia el final de su tercer año, mientras que un 80% cumple la tarea de forma correcta solo después de alcanzar los cuatro años.
Las conclusiones fueron las mismas incluso cuando se proporcionó a los niños descripciones verbales de los eventos, lo que indica una dificultad sustancial de la tarea durante este período de desarrollo.
Su comprensión gramatical, una medida mucho más específica que la edad mental verbal, también predijo el rendimiento en la correcta resolución de la tarea.
La importancia del lenguaje en el desarrollo cognitivo
Estos patrones sugieren, por tanto, que la competencia lingüística juega un papel importante en la codificación de eventos reversibles complejos y reafirma la importancia del lenguaje en el desarrollo cognitivo y la categorización perceptiva de los objetos.
Además, este estudio tiene un significado pedagógico para los profesores de colegios de educación especial, ya que pueden beneficiarse de más información sobre qué tareas aparentemente no lingüísticas involucran y pueden requerir acceso mental a recursos lingüísticos, particularmente en niños con trastornos en el lenguaje.
Por tanto, se trata de un experimento con dimensión práctica en los métodos de educación especial en colegios con niños con trastornos del aprendizaje como ‘El cole de Celia y Pepe’. Por un lado, demuestra la importancia del nivel de lenguaje incluso en tareas semánticas y visuales aparentemente no verbales, y para los niveles de comprensión del lenguaje en particular.
A un nivel más amplio, este experimento refuerza la idea de que, en el desarrollo, el lenguaje, además del habla y la comunicación, es también una variable y un recurso «cognitivo», que desempeña un papel fundamental en la categorización perceptiva y el aprendizaje.