Octubre es el mes de la Salud Mental y, desde la Fundación Querer, hemos entrevistado a Marta Fernández García-Andrade, psicóloga familiar e infantojuvenil y directora terapéutica del Gabinete Multidisciplinar de la Fundación Querer:

 

– Según el Instituto Nacional de Estadística, en España, casi el 13% de la población presenta sintomatología depresiva de distinta gravedad. Teniendo en cuenta este dato, ¿Por qué crees que las enfermedades mentales están tan estigmatizadas?

Diferentes estudios demuestran que, históricamente la enfermedad mental, ha sido asociada de manera injusta con estereotipos negativos de peligrosidad e impredecibilidad, lo que sin duda perpetua el estigma social de la enfermedad mental. Además, creo que también influyen otros factores como la ignorancia que existe a nivel general sobre la enfermedad mental, la mala imagen que reciben las personas con enfermedades mentales, a menudo referidas con términos peyorativos como “locas” o sus derivados, e incluso el propio tabú que generan los pacientes y sus familiares cuando esconden sus afectaciones emocionales, por miedo al qué dirán. Si bien, es cierto que cada vez existe mayor visibilización sobre este asunto y por tanto hay mayor conocimiento, comprensión, respeto y empatía hacia la salud mental.

 

«la enfermedad mental, ha sido asociada de manera injusta con estereotipos negativos de peligrosidad e impredecibilidad, lo que sin duda perpetua el estigma social de la enfermedad mental.»

 

– A tu juicio: ¿Qué habría que hacer y en que especialidades habría que invertir para revertir esta situación?

Desde luego la Psicología aun sigue necesitando mayor apoyo de las instituciones. Los últimos datos indican que en España tan solo hay 3 psicólogos por cada 100.000 habitantes y en otros países el dato no mejora demasiado, elevándose a 10 psicólogos con la misma proporción. Por otra parte, este año 5.000 candidatos aproximadamente se presentaron al PIR (Psicólogo Interno Residente) para cubrir 198 plazas en toda España, es decir que de todas las personas que se presentaron, tan solo el 4% obtuvo acceso a una plaza como psicólogo clínico en un hospital público de nuestro país. En cambio, en la Medicina esta misma cifra, indica que el 53% de las personas que se presentaron a una plaza MIR (Médico Interno Residente) accedieron a la misma. Por tanto, es evidente que debería existir mayor presencia de la Psicología en los centros de salud, aunque, por desgracia parece que tienen que darse situaciones trágicas como la pandemia, desastres naturales como el de ahora en Las Palmas, o tragedias como el 11M o el accidente de Spanair, para poner en valor la necesidad de los psicólogos en España. Afortunadamente en otros países como en Estados Unidos, empieza a darse importancia a esta figura, y muchas personas acuden al psicólogo, incluso las películas y series reflejen con normalidad esta realidad.

 

– ¿Existe mayor tabú en el caso de la salud mental en la infancia?

No estoy segura de que sea más escondido en el caso de los niños el hecho de llevarlos a terapia frente a los adultos. Creo que, en general, sigue dando miedo decir que se va al psicólogo, precisamente por lo que comentábamos antes, es decir, la preocupación de que los demás piensen o digan que algo debe de hacer mal el que tiene que visitar al psicólogo. Por ejemplo, en el caso de los padres y madres, a menudo nos confiesan en consulta que les preocupa lo que puedan pensar los compañeros de clase o el resto de los padres sobre sus hijos. Sin embargo, esta preocupación se reduce hasta casi desaparecer, en el caso de llevar a sus hijos al logopeda. Es normal que este miedo pueda suceder al principio, pero hay que vencerlo y gestionarlo con naturalidad para que sus hijos también lo perciban así, porque si no, serán los padres los primeros que, sin quererlo, estarán contribuyendo a estigmatizar a sus hijos. Además, es importante que los profesionales de la salud mental realicemos psicoeducación a nivel general y labores de concienciación social, pues ayudan al resto de padres a entender y empatizar con estos problemas. Por último, y no menos importante, debemos explicar que la psicoterapia no ayuda solo en los casos de las personas que sufren. El espacio terapéutico es un lugar de crecimiento y mejora personal, por lo que no es necesario estar mal para ir al psicólogo. Máxime en el caso de los niños, donde los padres no deberían de esperar a ver fatal a sus hijos para pedir ayuda, si no a acostumbrarse a consultar al profesional ante la más mínima duda. El psicólogo determinará si lo que le sucede a su hijo es algo normal y propio de la situación o, si por el contrario, necesita ser atendido antes de que vaya a más.

 

«en el caso de los padres y madres, a menudo nos confiesan en consulta que les preocupa lo que puedan pensar los compañeros de clase o el resto de los padres sobre sus hijos. Sin embargo, esta preocupación se reduce hasta casi desaparecer, en el caso de llevar a sus hijos al logopeda. Es normal que este miedo pueda suceder al principio, pero hay que vencerlo y gestionarlo con naturalidad para que sus hijos también lo perciban así, porque si no, serán los padres los primeros que, sin quererlo, estarán contribuyendo a estigmatizar a sus hijos.»

 

– ¿Qué pueden explicarle los padres y madres a sus hijos cuando les llevan al psicólogo? ¿Y cómo pueden manejarlo en su círculo social?

Cada familia vive una situación y unas circunstancias particulares, por lo que el psicólogo en la primera cita con los padres ayudará a la familia a encontrar la manera con la que se sientan más a gusto. Sin embargo, a nivel general, solemos sugerir que les expliquen que papá y mamá están preocupados por él o ella, y por eso han solicitado atención profesional para poder ayudarles y que sean más felices en casa, en el colegio o en ambos. Por otra parte, en función del problema que presente su hijo/a, los padres suelen necesitar su propio tiempo para sentirse preparados para compartirlo con familia, amigos, o con el colegio. Por eso, conviene respetar la decisión y el tiempo de cada uno, aunque normalizarlo siempre es lo mejor para el menor. A veces, tienen más miedo los padres que los propios niños, en ese caso, está claro que es un trabajo que debe hacer el adulto consigo mismo para combatir sus miedos.

 

– En tu experiencia, ¿les gusta a los niños ir al psicólogo o les cuesta esfuerzo?

Cuando me hacen esta pregunta siempre digo lo mismo, ¿a quien no le va a gustar que le escuchen en exclusiva y atiendan a sus necesidades emocionales de forma periódica? Además, en el caso de los niños es un tiempo que comparten con sus padres y un espacio donde la familia aprende nuevas formas de relacionarse. Así que la respuesta es sí, a los niños les gusta ir al psicólogo, aunque al igual que nos pasa a los adultos, algunas sesiones remueven más que otras, lo que llevamos dentro, son duras o, simplemente, hay días que suponen un esfuerzo en tiempo. En vez de jugar en sus casas, los niños vienen aquí a jugar con las palabras y a poner nombre a sus sentimientos, pero esto requiere una dedicación que, a largo plazo siempre les resulta muy enriquecedora.

 

– ¿Nos puedes compartir el testimonio de algún niño o adolescente que haya terminado su terapia?

He pedido permiso a una niña a la que di el alta el curso pasado para poder responder a esta pregunta. Ella, me escribió una carta de la que comparto un fragmento que refleja muy bien lo que le supuso ir a terapia: “Gracias Marta por acompañarme durante este tiempo y enseñarme a entender lo que me pasaba cuando me enfadaba tanto. Ahora ya no discuto tanto con mamá, he aprendido a calmarme cuando me pongo así… ya no siento tantos celos de mi hermana porque sé que a mí me quieren igual. Yo también soy buena y lista, y hago algunas cosas fenomenal como los dibujos de anime y soy muy graciosa.” Esta niña me enseñó lo que es ser resiliente porque, a pesar de presentar algunas dificultades que le restaban autoestima al inicio, luchó cada día para conocerse, respetarse y quererse así misma, potenciando sus virtudes y esforzándose por trabajar sobre la dislexia y el TDAH que padecía desde hacía años. Fue un camino largo y, a veces algo doloroso, pero super gratificante tanto para ella, como para mí que pude estar a su lado y el de sus padres.

 

– ¿De qué forma crees que la pandemia ha afectado a la salud mental de los niños?

Es un hecho ya constatado que la salud mental de los niños, en especial la de los adolescentes, se ha visto seriamente afectada por la pandemia. Los compañeros psiquiatras nos comparten su preocupación al ver que, los ingresos psiquiátricos de los adolescentes se han disparado, llegando incluso en ocasiones a colapsar la red asistencial en la Comunidad de Madrid. Los datos recientemente publicados por la OMS, nos indican que 7 de cada 10 jóvenes siente desesperanza en la actualidad. La pandemia ha precipitado problemas de depresión y ansiedad hasta en un 25% en todo el mundo. Lógicamente esta situación ha sido un acontecimiento traumático que ha afectado a distintos niveles en los niños y adolescentes: miedos e incertidumbres en el hogar, cambios en las condiciones económicas de los progenitores, pérdidas y duelos impensables… y a nivel particular, los jóvenes sienten que han perdido tiempo, experiencias e incluso amigos durante este tiempo. Muchos de ellos, además han abusado de internet y las redes sociales durante la pandemia y, ahora, encuentran serias dificultades para volver atrás.

 

«Los datos recientemente publicados por la OMS, nos indican que 7 de cada 10 jóvenes siente desesperanza en la actualidad. La pandemia ha precipitado problemas de depresión y ansiedad hasta en un 25% en todo el mundo.»

 

– Los intentos de suicidio entre la población infantil y juvenil se han incrementado en un 250% durante la pandemia. ¿Qué medidas crees que se deberían tomar para ayudar a este sector poblacional?

En mi opinión las instituciones deberían invertir en psicoeducación preventiva, es decir, impartir charlas en los centros educativos sobre el problema que la pandemia ha conllevado, que den voz a sus sentimientos y expliquen las distintas alternativas de solución. También debe animarse a los jóvenes a pedir ayuda a través de los medios de comunicación. Hay que facilitarles a los adolescentes la información para que sepan qué deben hacer ante la desesperanza, y que sepan que siempre va a haber alguien dispuesto a ayudarles. Por ejemplo, que conozcan que existe una línea de atención a niños y adolescentes en la Fundación ANAR (tlf.: 900 20 20 10) a la que pueden llamar. Han de saber que funciona las 24 horas al día, es gratuita y confidencial, y en ella podrán compartir con un psicólogo todas sus preocupaciones.

 

– Cuéntanos cómo surgió la necesidad de crear el Gabinete Multidisciplinar de la Fundación Querer y a quién se da servicio predominantemente.

El Gabinete Multidisciplinar surge para dar respuesta a niños y adolescentes con diferentes problemas o patologías de todas las edades. El elemento diferenciador del proyecto es quizá el aunar, en un único espacio físico, a todos o casi todos los profesionales que puede necesitar un niño a lo largo de su desarrollo. Así, podrán ser atendidos desde el equipo médico a través del pediatra y alguna otra especialidad, así como recibir atención psicológica, logopédica o terapia educativa, entre otras.  Trabajamos de manera coordinada para ahorrar así a la familia el tener que ir a sitios diferentes y tener que contar lo mismo muchas veces a distintos profesionales. Además, para nosotros es muy importante la formación y la investigación, por lo que nuestro equipo se encuentra continuamente actualizándose para garantizar los mejores tratamientos.

 

– Háblanos de las charlas online que se están impartiendo en la Fundación Querer, a través de los ayuntamientos, como apoyo a las familias.

A lo largo de la entrevista, he hecho alusión en varias ocasiones a la importancia de que sean las instituciones las que garanticen y promuevan la salud mental. Pues bien, en este caso, tenemos que agradecer a varios ayuntamientos de la Comunidad de Madrid, su apuesta por ello. El objetivo de estas formaciones a familias es precisamente ayudar y acompañar, aportando pautas útiles de crianza y educación emocional, que fomenten la parentalidad positiva. Formando a los padres y madres sabemos que repercutiremos directamente sobre los niños y adolescentes, pues el desarrollo de las personas es principalmente el resultado de las interacciones que mantienen en los escenarios sociales en los que participan, especialmente en la familia, su primer núcleo de referencia.

Asimismo, formando a las familias estaremos contribuyendo a ayudarles a conseguir una detección precoz de posibles problemas en el desarrollo psicosocial y madurativo de los niños y adolescentes, además de ser un espacio de desahogo y ventilación emocional, en donde compartir sus sentimientos con alguien ajeno y objetivo.

 

Marta Fernández García-Andrade
Directora terapéutica del Gabinete Multidisciplinar de la Fundación Querer