Aunque el público general le conoce más por su papel como presidente del Atlético de Madrid, Enrique Cerezo ha dedicado su vida también al cine. Comenzó como ayudante de cámara en 1971 y, ahora, es el empresario líder del sector cinematográfico español. Posee los derechos de más del 70% de los títulos nacionales. Como en todas esas cintas, lo más importante es la historia. La del dirigente rojiblanco ya consta de 75 años. Una fecha redonda en la que ha publicado ‘Cerezo: 75 miradas, y más, para 75 años’. En este libro solidario, casi un centenar de reconocidos famosos dedican un texto al homenajeado.
Nos hemos acercado hasta la productora de Enrique Cerezo para conocer cómo surgió esta iniciativa y, sobre todo, para saber más de su relación con el mundo de la discapacidad. Todos los beneficios que se recauden irán destinados, de manera íntegra, a la Fundación Querer, entidad sin ánimo de lucro que vela por el bienestar de los niños con necesidades educativas especiales derivadas de sus enfermedades neurológicas.
P. ¿Qué tal está?
R. Todo muy bien. De momento, todo muy bien. La verdad es que no me puedo quejar.
P. Se lo pregunto porque a todo el mundo al que le he comentado el propósito de la entrevista me ha dicho que «es imposible» que Enrique Cerezo tenga 75 años.
R. (Ríe) Se tienen, eh. Aunque parezca mentira, se tienen. Y se llevan. El truco está en trabajar mucho y estar siempre en activo. Al menos, ese es el mío.
P. 75 años es una fecha muy redonda. ¿Cómo lleva eso?
Normalmente, cuando uno se cuida, intenta llevar una vida sana y no aparece ninguna enfermedad, se lleva bien. Lo malo es llegar a los 100 enfermo. Eso es peor.
P. Se ha conmemorado una fecha tan redonda con la publicación del libro solidario ‘Cerezo: 75 miradas, y más, para 75 años’. ¿Cómo surgió la idea?
R. A través de un amigo mío. Él me presenta a Miguel Riaño. No lo conocía por aquel entonces y ahora es amigo mío. Un día, en una comida, me dice: «Te tenemos que hacer un libro». Yo no le di ninguna importancia. Nos volvimos a encontrar, al tiempo, en otra reunión y lo primero que me dijo Riaño al verme fue: «Te tenemos que hacer un libro». Y hasta ahí. Pero él sí se reúne con Martín García Duarte, Roberto Gómez y con algún amigo en común más y empiezan a trabajar en este libro. Yo no sé de él hasta que este verano, un día de julio, que me piden fotografías. Ahí es donde realmente me entero de qué se estaba fraguando. Bueno, que ya se había terminado y que sólo hacía falta insertar las fotos personales, a las que ellos no tenían acceso.
P. ¿Este libro le ha llevado a hacer balance de estos 75 años?
R. No. Porque la vida continúa. Y yo creo que hay que hacer ese ejercicio cuando uno no puede más, cuando ya no se da para más, cuando físicamente no se encuentra bien. O porque tiene alguna otra historia. Ahí es cuando toca recapitular. Mientras tanto, siempre para adelante. También es verdad que es bueno mirar para atrás en algún momento puntual. Pero no creo que lo sea el regodearse en todo el tiempo que ha pasado.
P. El libro está rodeado de buenas intenciones y lleva términos como ‘desde el corazón’ o la importancia de la mirada. ¿Está cómodo con esos términos?
R. El libro tiene una cosa buena y es que no es una biografía. No la quiero. Nunca la he querido. Me lo han ofrecido varias veces pero siempre he respondido que no. Este es un libro muy agradable, muy fácil de ver, muy fácil de leer. Y, sobre todo, es una suerte poder ver la opinión que tienen sobre uno una serie de personajes importantes y, sobre todo, amigos.
P. ¿Ha tenido buenos coguionistas a lo largo de estos 75 años?
R. No. La verdad es que no. En los negocios en los que siempre me he movido, que son el fútbol y el cine, siempre he estado solo. Bueno, siempre acompañado de mi familia, claro. Pero siento que no. Que siempre he estado yo, a título personal. Solo.
P. Después del libro siempre viene la película. ¿Quién le gustaría que la dirigiera?
R. (Ríe). Nada, nada. Este libro no da para una película. Ni siquiera da para hacer un documental de éstos largos. Es un libro para matar la curiosidad, para saber qué opinan una serie de amigos sobre mí. Y, sobre todo, para quien le pueda gustar la fotografía. Ese público sí puede disfrutar mucho con todas las imágenes que hay en el libro, que no dejan de ser el resumen y el relato de toda una vida más o menos corta.
P. Sé que le pongo en un aprieto. Hay casi un centenar de firmas. ¿Pero alguna le ha hecho especialmente ilusión?
R. Todas. Te lo digo de verdad, eh. Todas. Pero porque cada uno se ha expresado desde su punto de vista, desde la manera que esa persona me conoce. Y creo que eso es lo más rico y lo más bonito que tiene el libro.
P. ¿Algún texto le ha sorprendido especialmente?
R. Me he emocionado con todos. La única sorpresa que me he llevado es que todos saben escribir (ríe).
P. Que no es poco.
R. ¡Exacto! Que no es poco, no.
P. Si pudiera pedir el deseo. ¿Alguna firma que no se haya podido dar pero que le gustaría que estuviera en el libro?
R. Uy… ¿Sabes qué pasa? Hay mucha gente que se ha enfadado bastante porque no les han avisado para el libro. Pero yo no hice la lista, eh. La lista la hicieron, yo no la conocía. Entonces, sé que muchos amigos se han buenamente enfadado -ya me entiendes-, porque les hacía ilusión escribir y, al final, no les llamaron para hacerlo. Yo les hubiera llamado a todos, pero igual hubiera sido demasiado libro (Ríe). Ha ocurrido con algunas personas que, al hacer la lista, no sabían que éramos amigos o que teníamos alguna relación. Pero he sido ajeno a todo eso.
P. El día de la presentación, abarrotó el Hotel Palace. Muchísima gente se quedó de pie por la sala y los pasillos. ¿Cómo vivió aquella tarde?
R. Fue una tarde magnífica y maravillosa. Hizo un tiempo horroroso. Llovió en Madrid aquella tarde lo que no está escrito. Yo creo que no ha llovido tanto nunca. Habría que preguntarles a los meteorólogos si se conoce algún día peor. Era una tarde para llegar tarde, para quedarse atrapado en un atasco. Para darse la vuelta e irse a casa…
P. Y, aun con todo, lo llenó de amigos.
R. Fíjate. Y, aun con todo, se llenó. Hubo, como digo yo, una gran entrada. Lo disfruté desde el inicio. Empezando por la presentación que hizo Cayetana Guillén Cuervo, que la conozco desde que era niña, hasta Santiago Segura, pasando por Miguel Ángel Gil, Simeone o nuestro capitán Koke. Le estoy agradecido a toda la gente que se desplazó hasta allí y que se portó fenomenalmente bien. Son momentos muy difíciles de olvidar. El escenario, como es el Palace, fue extraordinario. Lo prepararon todo muy bien. Se notaba que estaba hecho con cariño.
P. ¿Dónde está el truco para que en una España tan polarizada fuera capaz de aglutinar a directores, guionistas, músicos, productores, empresarios, periodistas, presidentes de fútbol, jugadores, políticos, toreros…? Había más gente que en el Tiovivo de Garci.
R. (Ríe con la referencia). Normalmente, las amistades que uno puede tener durante toda su vida no se hacen en uno o dos días. Se hacen con tiempo, con años. Hay tipos de amistades, como la de Miguel Riaño, que son recientes pero en las que enseguida notas las afinidades. Lo otro es el planteamiento y el resultado de muchos años de trato, de conversaciones, de reuniones, de comidas, de viajar por el mundo. La amistad es un tema realmente importante. Y, para mí, la amistad no tiene colores políticos ni deportivos. Si es amigo, es amigo. Sea de un partido u otro. De un equipo u otro. Eso es lo que realmente hace feliz a la gente.
P. Una de las noticias de la ceremonia fue que todos los beneficios irán destinados a la Fundación Querer. ¿Por qué toma esta decisión?
R. Cuando se planteó el tema del libro, fue el propio Miguel Riaño quien me preguntó a quién quería destinar el dinero recaudado. Y, de inmediato, le dije que a la Fundación Querer. Y, fíjate, Miguel tiene otra Fundación. Le dije que a la Fundación Querer porque yo ignoraba Miguel tuviera otra, pero, sobre todo, porque es a la única fundación a la que pertenezco. Bueno, junto a la del Atlético de Madrid. Pero no me parecía muy lógica esta opción. Entonces, preferí que los beneficios, que no sé cuánto serán, fueran a la Fundación Querer.
P. ¿Cuánto se remonta su relación con Fundación Querer?
R. Hace mucho tiempo. Todo surge a la raíz de una llamada que me hizo Pilar García de la Granja, una buena amiga a la que conozco desde hace muchísimo tiempo, a ella y a su marido. Al principió me pidió hacer algo juntos, con el Atlético de Madrid. Fue en ese momento cuando arranca la relación. Tenemos lazos con muchísimas fundaciones, pero sí creo que con Fundación Querer es con la que tenemos más afinidad y más trato. Algo con lo que estamos muy contentos.
P. Converge la Fundación Querer y el Atlético de Madrid en el programa de fútbol terapéutico. ¿Cómo ve ese poder transformador del fútbol?
R. Es una cosa muy bonita. Ceder entrenadores para que niños con diversas patologías puedan funcionar mejor, progresar, mejorar… es una cosa muy bonita y muy importante.
P. Participa asiduamente en actos relacionados con el mundo de la discapacidad. ¿Cómo los vive?
R. Lo he aprendido de Vicente del Bosque, que tiene un niño con Síndrome de Down. Alvarito. La verdad es que hablas con ellos con una naturalidad, una tranquilidad, un desparpajo… se te queda grabado. Yo he tenido también la suerte de tener un nieto con Síndrome de Down y he aprendido muchísimo de Vicente. De cómo te explica, te dice, te aconseja. Y, sobre todo, de cómo te prepara para aprender a convivir con un niño con Síndrome de Down.
P. Ha dicho: «la suerte». Qué bonito, ¿no?
R. (Se emociona). Sí. La suerte.
P. Espacios como la Liga Genuine, donde está presente el Atleti, hace mucho por estos chicos. ¿Considera que, al fin, se les está dando el espacio que merecen?
R. Hoy en día contamos con una gran ventaja: gracias a los diferentes medios de comunicación se conocen la mayoría de enfermedades. Es verdad que algunas tienen más escaparate que otras, pero se conocen. En el tema de los diferentes síndromes, la gente necesita muchísima ayuda porque hay muchas patologías muy nuevas, muy desconocidas y muy minoritarias. Y hay que hacer lo posible para que la gente llegue a conocer esa realidad. Hace muchísimos años, había un síndrome y nadie sabía lo que era. Me acuerdo, porque lo he visto, cómo antes se escondía a los niños con Down para estuvieran fuera de la sociedad. Afortunadamente, hoy en día es completamente al revés. Todo el mundo sabe lo que es un síndrome, ha oído hablar de ellos, todo el mundo está a la vanguardia.
P. El cine es otro gran altavoz…
R. El cine transmite lo que, realmente, la sociedad quiere que se transmita. Lo mismo que hay películas de asesinos, de mafiosos y del Oeste, hay películas que reflejan muy bien lo que es una enfermedad, claro.
P. Intocable, Campeones, la Oscarizada CODA… ¿Hay una corriente que se ha quitado el miedo a hablar de discapacidad? Porque hace años no había historias así.
R. Cuando hay un tema que es interesante y es bueno, los productores siempre se deciden por hacerlo. En el caso de Campeones, por ejemplo, lo han hecho de una manera muy simpática. Han conseguido que, si antes se les tenía cariño a los niños con diferentes discapacidades, ahora se les tenga mucho más. Sobre todo, porque en esas películas quizá se llega a ver la otra cara. No a ese niño triste, solo y sin posibilidades. Ven que es un niño como los demás, que come y cena como el resto y que, realmente, tiene posibilidades y al que se le puede hacer muy feliz aun teniendo ésta o aquella enfermedad.
P. También hacen falta productores valientes.
R. Claro. Mira, hay películas como Planta Cuarta, de Antonio Mercero, que aborda de una manera muy directa el tema de los tumores. A lo mejor, a la gente le da más reparo ir a ver este tipo de historia. Pero hay otro tipo de enfermedades que se dan a conocer y que pueden estar en películas con las que la gente vaya a pasar un buen rato.
P. ¿Un consejo para llegar a los 75 tan bien, tan activo y tan bien rodeado?
R. Trabajar mucho, levantarse pronto y acostarse tarde.
(Fotografías de Sergio García Carrasco – 20minutos)