[vc_row][vc_column width=»2/3″][vc_column_text]Mariana Lombardo
Licenciada en Fonoaudiología – Logopeda.
Especialista en trastornos del lenguaje y bilingüismo.
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El lenguaje y la alimentación (Parte I)
Buenas… Que tal ha ido con los juegos? Espero que las respuestas a esta pregunta sean todas al mejor estilo Miliki…BIEEEEEEEEENNNNNN. Espero, sinceramente, que hayáis jugado mucho y, por sobre todo, espero hayáis disfrutado mucho de vuestros peques y de seguir acompañándolos activamente en este maravilloso proceso de crecer y descubrir.a semana, que aún muchos siguen de vacaciones o recién van a disfrutar de ellas, os quiero hablar de la alimentación y la relación que tiene en el desarrollo del lenguaje. Y es que nos la pasamos pensando en la nutrición, la cantidad de vitaminas y nutrientes que nuestros hijos necesitan. Que si la vitamina B, la C el hierro y un montón de otras cosas de las que no voy a hablar porque no controlo demasiado el tema. Pero que pasa con el resto? Y con el resto me refiero a la parte social, a la parte afectiva y, por supuesto, a la morfología y funcionalidad de todos aquellos órganos que participan en el acto de comer.
En esta primera parte vamos a hablar del aspecto afectivo y social entorno a la comida. Cuando quedamos con amigos, ¿donde quedamos? En una reunión de negocios, como cerramos trato? Pues si, todo gira en torno a la comida. Y, para ser sinceros, en España se come muy bien. Cuando me vine a vivir aquí muchos decían “come poco pero bueno”. Entonces, porque nos olvidamos de todo esto cuando damos de comer a nuestros hijos?
Compartir una comida es sinónimo de disfrutar. Da lugar a la charla. Nos exige respetar turnos y esperar (no se puede hablar con la boca llena). Nos mantiene centrados en una tarea sin saltar de un lado a otro. Mirar a nuestro interlocutor. Todo esto sucede naturalmente cuando comemos. Y con los peques debe ser igual.
Ya sé que es engorroso estar una hora frente a nuestro pequeñin dispuestos a que coman a su ritmo. Sé que es cansado. También sé que es un trastorno que quede todo sucio – nosotros incluidos. Pero créanme que vale la pena aguantar ese cansancio unos años (como mucho dos, no es más). Es tiempo invertido, y del mejor.
Y todo comienza cuando nuestro pequeñin nace. Da igual que tome pecho o biberón. No es igual si se lo damos con tranquilidad a si mientras tanto estamos haciendo otras mil cosas. Da igual que sea en un ambiente tranquilo – lo cuál es siempre lo mejor – lo importante es que estemos 100% a la tarea. De esta manera, ademas de fomentar el vinculo, del que siempre se habla en todos lados, estaremos “educando” en la atención, en la interacción y en la importancia de estar en lo que estamos.
Si desde que se sientan en la trona a comer sus primeras papillas les dejamos experimentar (cogiendo la cuchara, metiendo la maño en el puré…); si desde ese momento les respetamos el tiempo de mantener el alimento en la boca y tragarlo en lugar de meterle una cucharada tras otra cuál si fuéramos corredores de sprints tratando de batir el récord mundial; si nos disponemos a compartir ese momento con ellos y les hablamos, cantamos o nos reímos juntos; les puedo asegurar que con dos años nuestro peque se sienta a la mesa con nosotros, come la comida que haya en el plato y hasta que no termina no se levanta.
Comer no se trata solo de ingerir los nutrientes necesarios para vivir y tener energía, se trata de compartir, de reir y de disfrutar ESE MOMENTO. Porque a muchos niños hay que perseguirlos con la cuchara para que den un bocado mas? Porque es necesario encender el ipad para “distraerlo” y así podemos meterle una cucharada tras otra sin que se entere de lo que le estamos dando? Porque estamos mas preocupados en la cantidad que ingieren que en el momento en si. No les estamos enseñando a comer, ni a disfrutar, ni a centrarse en la tarea. Eso si, cuando a nosotros se nos ocurre hacer el click, el niño debe comer solo, sentado y quedarse quieto según las normas. No señores, las normas se enseñan y respetan desde el principio.
Ningún niño es desnutrido porque no quiere comer. Nacemos perfectos y nuestro cuerpo sabe perfectamente que necesitamos y cuanto. Asique, si alguna vez tenéis que decirle a vuestros hijos “si te levantas de la mesa se acaba la comida” o “esto es lo que hay y si no lo comes tendrás que esperarte a la merienda para comer algo” no pasa nada. Lo máximo que puede pasar es un rato – mas o menos largo, dependiendo cada niño – de rabieta. Les puedo asegurar que al tercer día se sientan a la mesa, se bajan de la silla cuando ya no quieren mas y se comen lo que haya.
Y esta parte, que tiene que ver con el lenguaje. Pues todo! En una conversación respetamos turnos y esperamos (al igual que al comer que no puedo meterme todo de una vez en la boca y si tengo la boca llena me espero para poder hablar), compartimos un tema y prestamos atención a lo que el interlocutor dice (al comer estamos centrados en lo que comemos y ponemos nuestro esfuerzo en ello, a la vez que todos en la mesa están en la misma tarea), Y por supuesto, nadie, absolutamente nadie, come en silencio si esta compartiendo con otro.
Y para cerrar este primer capítulo, os propongo otro reto – al final no paro de daros tareas para las vacaciones – COMER CON VUESTROS HIJOS. Y con comer me refiero a comida y/o cena. Estando de vacaciones puede ser un poco más fácil. Tenemos mas tiempo y no es necesario mantener a rajatabla la rutina de horarios. Pero estaría muy bien que durante el año pudieseis compartir la cena por ejemplo.
Si tenéis un bebé que come temprano, sentaros con ellos con el aperitivo o con una fruta o un yogurt. Esto tiene doble enseñanza. Para el bebé: compartir el momento, centrarse en una tarea concreta que empieza y se acaba, hablar por turnos. Para el adulto: esperar a que el niño trague para meterle otra cucharada!
Si vuestros hijos ya son algo mayores – 2/3 años – es aún más divertido. Ahora si que podéis tener una charla “seria” durante la comida o la cena! Es asombroso de todo lo que podéis enteraros. Os aseguro que es el momento ideal para hablar de lo que ha pasado durante el día. En mi familia comenzamos haciendo una especie de juego. Cada uno tenia que decir algo que le había gustado de su día y algo que no, y porque le había o no gustado. Esto, además de todo lo que venimos hablando en este articulo, demuestra a nuestros peques que a nosotros también nos pasan cosas que podemos compartir y les enseñan estrategias para lidiar con las cosas no tan buenas que van sucediendo.
Y para no hacer esto interminable, los dejo con este reto y la semana que viene les cuento la otra parte: como ayuda la alimentación a desarrollar los músculos que utilizamos para hablar.
Buena suerte con el nuevo reto!
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Mariana Lombardo
Licenciada en Fonoaudiología – Logopeda.
Especialista en trastornos del lenguaje y bilingüismo.[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=»1/3″][/vc_column][/vc_row]