Los alumnos de El Cole de Celia y Pepe han realizado diferentes actividades para festejar el Día de San Isidro. El día ha comenzado con la decoración de las tradicionales rosquilas “tontas y listas”. Las rosquillas «tontas» y «listas» son un símbolo emblemático de la festividad de San Isidro en Madrid, uniendo tradición y sabor en una celebración que rinde homenaje al patrón de la ciudad. Estas delicias, elaboradas con una masa dulce y crujiente, se distinguen por su simplicidad y su riqueza en sabores. Las rosquillas «tontas» son conocidas por su sencillez, endulzando el paladar con su textura suave y su aroma a anís, mientras que las rosquillas «listas» añaden un toque de sofisticación al incorporar un baño de azúcar glas que resalta su irresistible dulzura. Ambas variedades, consumidas con deleite durante las celebraciones de San Isidro, forman parte de la tradición culinaria de Madrid y son apreciadas tanto por locales como por visitantes que desean disfrutar de un auténtico bocado de la cultura madrileña.
Nada mejor, como colofón a este taller gastronómico que tomar la clásica limonada y unos dulces barquillos, una delicia tradicionalmente asociada a Madrid debido a su arraigada presencia en las celebraciones populares, especialmente en festividades como San Isidro. Estas crujientes galletas, con su característico sabor a vainilla y su forma alargada y hueca, son parte integral de la experiencia culinaria de la capital española durante estas festividades. Su tradición se remonta a siglos atrás, cuando los vendedores ambulantes solían recorrer las calles madrileñas ofreciendo estas golosinas a los asistentes de las ferias y celebraciones populares. Desde entonces, los barquillos de vainilla se han convertido en un símbolo emblemático de la gastronomía madrileña, evocando la nostalgia de tiempos pasados y manteniendo viva la esencia de las tradiciones culinarias de la ciudad.
El mantón de Manila
El mantón de Manila ocupa un lugar destacado en la vestimenta chulapa de Madrid, siendo un elemento icónico que resalta la elegancia y el encanto de este atuendo tradicional. Este accesorio, de origen filipino, se ha integrado de manera inseparable en la indumentaria típica de las mujeres madrileñas durante las festividades como San Isidro. Con sus vibrantes colores, bordados elaborados y exquisita caída, el mantón añade un toque de distinción y sofisticación a la vestimenta chulapa, elevando su belleza y tradición. Además de su valor estético, el mantón de Manila también simboliza la identidad cultural y el legado histórico de Madrid, siendo un emblema de la pasión y el orgullo de sus habitantes por sus tradiciones arraigadas.
Por eso, nuestros alumnos han participado en un taller en el que han podido confeccionar su propio mantón.