La ataxia de Friedreich es una enfermedad neurodegenerativa hereditaria que afecta principalmente al sistema nervioso y al corazón. Se caracteriza por una degeneración progresiva de las neuronas sensoriales, lo que provoca una pérdida de coordinación motora, problemas en el equilibrio y dificultades para caminar. Los primeros síntomas suelen aparecer en la infancia o adolescencia, y a medida que la enfermedad avanza, también pueden presentarse problemas cardíacos, debilidad muscular y disfunciones esqueléticas.

La ataxia de Friedreich es causada por mutaciones en el gen FXN, que reduce la producción de una proteína esencial llamada frataxina. Esta patología no solo tiene un impacto físico, sino que también afecta significativamente la calidad de vida de quienes la padecen, haciendo crucial la investigación y el desarrollo de terapias que puedan ralentizar su progresión y mejorar el bienestar de los pacientes. Es notable la implicación científica en la búsqueda de un tratamiento que ayude a paliar y reducir la sintomatología de esta enfermedad neurodegenerativa.

El doctor José Luis López-Sendón Moreno es neurólogo en el Hospital Ramón y Cajal.

¿Podría explicarnos brevemente en qué consiste la omaveloxolona y cómo actúa en el tratamiento de la Ataxia de Friedreich?

La Omaveloxolona es un tratamiento nuevo que funciona activando mecanismos de expresión de genes que mejoran la inflamación, la función mitocondrial y la oxidación celular que se producen en la Ataxia de Friedreich. Se administra por vía oral una vez al día, siendo un tratamiento indefinido.

¿Cuál es la situación actual de la omaveloxolona en términos de aprobación regulatoria? ¿Está ya aprobada en algún país o en qué fase se encuentra su evaluación?

El tratamiento con Omaveloxolona fue aprobado por la FDA en EEUU en el año 2023 y por la EMA (Europena Medicines Agency) en febrero de 2024. La agencia Española del Medicamento acaba de publicar un informe de posicionamiento terapéutico (IPT) favorable para su comercialización en España.

En los ensayos clínicos realizados hasta ahora, ¿qué resultados se han obtenido con la omaveloxolona en términos de eficacia y seguridad para los pacientes con Ataxia de Friedreich?

En el estudio principal, que duró 48 semanas, se observó una diferencia en la escala mFARS (que mide síntomas de ataxia) de 2.40 puntos. Es una diferencia modesta pero que consideramos significativa. Según series históricas podría equivaler a dos años de progresión de la enfermedad. Respecto a la seguridad, se consideró que fue bien tolerada, con efectos adversos leves (tales como el aumento de las transaminasas) y reversibles. No obstante, la experiencia se limita al pequeño número de pacientes que han recibido el tratamiento por el momento

Dado que la Ataxia de Friedreich es una enfermedad rara, ¿cómo ha sido el proceso para lograr una mayor participación de pacientes en los ensayos clínicos? ¿Qué desafíos han enfrentado para lograr un grupo significativo de participantes?

En el caso de las enfermedades raras, el diseño de los ensayos clínicos y la selección de centros participantes tiene que contar con una planificación minuciosa que incluya valorar la viabilidad en términos de reclutamiento (participación) de los pacientes. La comunidad de pacientes con ataxia de Friedreich cuenta con asociaciones con un alto grado de implicación en la investigación clínica. Además, el hecho de ser considerada una enfermedad huérfana, facilita la aprobación de medicamentos por parte de las agencias reguladoras con estudios con menos pacientes, siempre que la calidad del resultado sea la adecuada.

En su opinión, si la omaveloxolona obtiene la aprobación definitiva, ¿cómo cambiaría el panorama del tratamiento para las personas con Ataxia de Friedreich?

Supondría un antes y un después. Es un hito sin precedentes en esta enfermedad, y los pacientes y médicos tendríamos una herramienta para mejora el pronóstico. No obstante, el efecto de la omaveloxolona es moderado y no es un tratamiento que podamos considerar definitivo ni mucho menos, la investigación en Ataxia de Friedreich debe avanzar y generar nuevas terapias más eficaces. La omaveloxolona no es un tratamiento que cure la enfermedad, actúa sobre mecanismos secundarios. Además, todavía quedan muchas preguntas por responder tales como cuál es su efecto a largo plazo y cuáles son los resultados en una población diferente a la seleccionada para los ensayos clínicos.

¿Qué recomendaciones les daría a los pacientes y a sus familias que están esperando nuevas terapias para la Ataxia de Friedreich, especialmente con respecto a la omaveloxolona?

Les recomendaría que establecieran una relación de confianza con sus neurólogos y se dejaran asesorar. Los neurólogos son los que tienen la capacidad para analizar caso a caso a quién beneficia y cuándo cada tratamiento. La información obtenida por distintos medios siempre debe ser contrastada con el médico.

Finalmente, ¿cuáles son los próximos pasos en la investigación de la omaveloxolona y qué plazos manejan para que este tratamiento esté disponible para la comunidad de pacientes con Ataxia de Friedreich?

Actualmente la indicación de omaveloxolona es para mayores de 16 años. Se está trabajando en estudios para ampliar esta indicación para edades pediátricas y hay estudios abiertos que continúan sobre su eficacia a largo plazo. Omaveloxolona probablemente esté disponible en cuestión de meses, aunque no manejo datos específicos sobre los trámites para su aprobación y comercialización en cada comunidad.