Voy a abordar un tema que me parece muy interesante.
Primero definiré dislalia:
“Trastorno funcional permanente (incluso en repetición de fonemas aislados) de la emisión de un fonema sin que exista causa sensorial ni motriz a dicho fenómeno, en un sujeto mayor de 4 años (antes es normal que el niño tenga dificultades con los fonemas más complejos)”.
Monfort Marc y Juárez Sánchez Adoración, «El niño que habla», Ed. Ciencias de la Educación Preescolar y Especial, Madrid, 1993. p. 73.
Tomaremos esta definición de Monfort. Solo aclararé que existe una dislalia evolutiva (aceptada por casi toda la profesión) que es aquella que remite con la edad. Otro de los factores a considerar es la edad en la cual los fonemas del castellano deben estar afianzados en el niño.
Siempre he utilizado la tabla de edad de adquisición de los fonemas de Laura Bosch que se muestra a continuación.
Básicamente me gusta porque no establece edades en las cuales debe de tenerse adquirido el fonema (sonido de la letra) sino que deja un margen y habla de porcentajes a cada edad. Además, llega hasta los siete años.
Veamos el tema de la edad: siempre que se habla de edad del niño es una aproximación. Es decir, si mi hijo tarda en articular la /z/ y tiene 5 años ¿ya es patológico? Pues puede, pero no tiene por qué. Si nos vamos a la tabla veremos que este sonido, representado por la letra griega //, hay un 10% de niños que no la producen a los 6 años.
Cuando hablamos de 6 años no quiere decir que el día que cumpla los 6 años debe tener tal o cual fonema adquirido. Decimos que es patológico cuando se rebasa la edad máxima, al final del año en que cumple, más o menos. Recordemos que siempre sin patología asociada.
El lenguaje nace, crece y se desarrolla en el medio social. De él se nutre y aprende. Con él va adquiriendo su propia cadena fonológica.
El mito de Tarzán, Mowgli (el de El Libro de la Selva) y otros por el estilo son una falacia. No existe. No se puede aprender una lengua con la que no se interactúa, necesitas oírlo y modificarlo. Con esto no quiero decir que los niños sordos no aprendan a vocalizar e incluso a hablar de una manera comunicativa.
La referencia más clara es el hallazgo a principios del siglo XIX (1800) es la del niño salvaje de Aveyron. Pasados 15 años no había aprendido casi nada y estaba casi tan salvaje como cuando lo atraparon. Truffaut lo llevó al cine con el nombre “El pequeño salvaje”, en 1960.
Volvamos a la adquisición de los fonemas y su importancia para la lectura y la escritura. Dependiendo del método de lectura y escritura, los fonemas se van introduciendo de una manera u otra, casi siempre empiezan con las bilabiales /m/, /p/ ya que son las contenidas en las primeras palabras “mamá”, “papá” pero veamos una consideración:
Imaginemos que tenemos un niño con otitis repetitivas (recurrentes), de esas que empiezan en octubre y acaban en mayo. La diferencia de sonido entre las dos solo está en que una es nasal y otra oral. Quiero que lo hagáis conmigo articular (sin voz, frente al espejo) “ma” y después “pa” e incuso “ba” y decidme cuál es la diferencia. Después de haber hecho los deberes habréis visto que no existe diferencia visual entre ellas. Ahora vamos a experimentar el tema de las nasales /m/, /n/ y /ñ/. Tápate la nariz, ponte el dorso de la mano frente a la boca e intenta decir “amapola”, ¿a que te ha salido el aire cuando has pronunciado la sílaba /po/ pero no con la sílaba “mo”. Si el niño no oye el sonido bien, no podrá reproducirlo de forma correcta. Si miramos el cuadro veremos que las últimas en afianzarse son las más complicadas entre ellas /rr/ y los grupos que llamamos sinfones: consonate + /r/ y consonante + /l/ …
Las dificultades que puede encontrar el niño con dislalias es no poder articular los fonemas de acuerdo con la norma y por lo tanto distorsionarla o sustituirla. Imaginemos un niño que no articula /r/ y la sustituye por /d/, con lo que perro se convertirá en …
Así pues, irá llevando los fonemas a los que conoce y utiliza. Sustituirá uno por otro, los omitirá o los distorsionará…
Hay un tipo especial de dislalias que llamo toponómicas: las que se producen dependiendo de la zona en que vivimos. Por ejemplo: cambio de /s/ por /z/ y al contrario, como por ejemplo en Andalucía, Canarias, Comunidad Valenciana y Cataluña (en valenciano y catalán no hay sonido /z/) y en toda hispanoamérica.
Solo es el uso que se le da y lo que aprende el niño en el entorno familiar y escolar. No es que el niño no sea capaz de articular el fonema en cuestión, sino que no lo ha aprendido… Otro ejemplo: un actor bastante conocido, Salu Nieto que interviene en la vertiente cómica y desenfada de “El Secreto de Puente Viejo” —que va camino a no tener fin—, este actor es sevillano de pura cepa. Os propongo que oigáis una entrevista y observéis su “sevillismo”
Y ahora un fragmento de Puente Viejo, sin acento… Le ha desaparecido como por arte de magia…
No. Su forma de hablar es la primera y sabe interpretar modificando la dicción.
Este pequeño escarceo cómico sirve para ver la diferencia entre lo que no se puede hacer y lo que sí.
Es difícil para una persona adulta que no articula /s/,/z/,/rr/ consiga realizarlas con corrección. Con los niños pasa lo mismo: el modelo lingüístico que ofrecemos al niño es que va a aprender. Las características del habla de un país, región o nacionalidad se trasmiten directamente al niño que lo aprende tal y como se le enseña.
Haciendo un pequeño resumen de lo que se ha expuesto hasta aquí.
El lenguaje es un acto social; se aprende en sociedad, se modifica en sociedad y se utiliza en sociedad… El canal de entrada (input) del lenguaje es el oído, el de salida (output) son los órganos fonadores… cualquier error en alguno de ellos nos puede dar patología de lectura o escritura.
Gracias por haber llegado hasta aquí y amenazo con continuar con más información. Un abrazo y feliz vuelta al cole.
Manuel Serrano Funes
Diplomado en Magisterio, logopeda, especializado en Pedagogía Terapeútica y con amplia experiencia en la docencia.