El desarrollo sensoriomotriz es la base y soporte sobre el que posteriormente se asientan el resto de desarrollos más complejos. Sin embargo, la educación sensorial suele quedar en un segundo plano, dando por hecho que los sentidos se van a desarrollar por la propia existencia. Pero cometemos el error de no fomentar actividades sensoriales desde edades tempranas, pensando que este desarrollo no requiere ninguna estimulación educativa, ya que la educación sensorial está en la base de una correcta estimulación y sólida educación.

Podemos aprovechar cuando salimos al aire libre para jugar con nuestros hijos, los paseos y escapadas a la naturaleza con los niños se convierten en perfectas oportunidades. La montaña, el río, un merendero, hay multitud de opciones para disfrutar de colores, olores y sonidos. Por eso os proponemos diversos juegos que podéis poner en práctica con vuestros hijos para educar los sentidos en la naturaleza y fomentar además la inteligencia naturalista.

 

El Tacto
Es el sentido que utiliza el niño para explorar su entorno a través de sus primeros juegos, y lo coordina con la vista. ¿Cómo educar el tacto en el medio natural? Con juegos sensoriales. Vamos a recoger un puñado de palos, ramas, piedras, hojas, todo aquello que tengas disponible en el campo.

La Vista
Es el sentido más desarrollado. En la estimulación de este sentido debemos tener en cuenta que en los juegos visuales se debe incluir la educación del sentido cromático. Este sentido conecta con el resto de sentidos proporcionándoles un conocimiento explícito de los objetos y elementos.

El Oído
Es el primer sentido que desarrolla el bebé, ya que desde el segundo trimestre de gestación distingue la voz de su madre. Sin embargo es uno de los sentidos más olvidados. Por ello debemos fomentar experiencias auditivas desde edades tempranas.

El Gusto y el Olfato
Dos sentidos que van muy unidos. El gusto se suele desarrollar con la comida, pero junto con el olfato y el oído, su educación suele quedar en el olvido. Por eso es importante que los juegos del gusto y el olfato también estén presentes en el desarrollo, pues es fácil encontrar niños que no saben oler o que apenas distinguen los olores.

 

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