La Navidad es una época de mucho ajetreo, cambios de rutina, reuniones familiares… y, para muchos, de viajes, a veces incluso largos viajes en carretera.
Viajar con niños siempre es complicado, pero si se trata de niños con discapacidad intelectual o autismo, estos viajes todavía pueden complicarse más, pues suponen un auténtico reto para ellos, «para los niños y niñas con discapacidad, especialmente los niños y niñas autistas, los viajes largos en coche pueden suponer un desafío debido a los cambios que suponen en cuanto a sus rutinas cotidianas y a la situación estimular la que les exponen», asegura María Verde Cagiao, psicóloga del área de comunicación de Autismo España.
Así, aunque «sus experiencias pueden variar», puesto que cada niño -con o sin discapacidad- es único, y habrá que planificar en función de sus características, hay una serie de cosas que podemos hacer, como anticipar o planificar, para que el viaje sea más llevadero, tanto para el niño como para el resto de la familia.
Antes del viaje: planificación y anticipación
La improvisación no es una opción cuando viajes con un niño con discapacidad, y más todavía si el niño tiene autismo, pues son especialmente sensibles a los cambios de rutina y les proporciona mucha tranquilidad saber lo que va a ocurrir cada día.
Por tanto, además de planificar (hora de salida, paradas, actividades que haremos durante el viaje, etc.), tenemos que anticiparles nuestros planes de viaje, «tenemos que comunicarle el viaje con antelación suficiente para que se haga a la idea de lo que va a ocurrir».
La forma y el tiempo con el que se lo anticipamos sí dependerá de empleando el método que funcione mejor para él, que puede ser desde anticiparlo de manera oral o mediante «apoyos visuales, historias sociales». También puede ser útil de gran utilidad «preparar una lista o un horario que describa los eventos del viaje para darle estructura y previsibilidad».
Además de la planificación temporal, es convenientes preparar el vehículo para que sea lo más cómo y entretenido para niño durante el viaje. Como aconseja María Verde Cagiao, basándonos en sus gustos y preferencias, podemos «ayudar equipándonos con objetos reconfortantes o de sus juguetes favoritos para crear un entorno familiar y acogedor dentro del coche. Durante el viaje puede ser beneficioso reproducir música suave, encender luces tenues si es de noche o facilitarle juguetes sensoriales para ayudarle a regularse. Es importante recordar que cada niño es único, de modo que es fundamental conocer bien sus preferencias y necesidades específicas en este tipo de situaciones».
También es recomendable tomar alguna medida extra de seguridad, como «llevar con nosotros información de identificación del niño, como tarjetas con detalles de contacto, en caso de que haya una emergencia; asientos especiales o accesorios diseñados para proporcionar un apoyo adicional y aumentar la comodidad durante el viaje y llevar un botiquín de primeros auxilios y medicamentos».
Durante el viaje: paradas, entretenimiento y muuucha paciencia
Si los viajes que vamos a hacer en coche son largos, de más de 2 o 3 horas, lo más recomendable es hacer paradas regulares para que el niño pueda descansar «estirar las piernas, relajarse y liberar energía».
Lo ideal es planificar las paradas con antelación y anticipárselas al niño, «si es posible, lo mejor es contarle antes de empezar el viaje cuándo se realizarán las paradas. Por ejemplo ‘pararemos a las 14:00 a comer y a hacer un descanso’ o ‘pararemos cuando pasemos X sitio’… para el que el mismo pueda contar con una referencia».
En cualquier caso, se debe tener en cuenta que mantener una actitud flexible será nuestro mejor aliado y que, según el caso, puede ser recomendable hacer un mayor número de paradas durante menos tiempo y podremos, si es necesario, adelantarlas o atrasarlas si, por ejemplo, el niño está dormido o está muy nervioso, pues como explica María Verde, «hay que mantener una actitud flexible y ajustar los planes según las necesidades del niño o niña, sin preocuparse si el viaje no sigue exactamente el plan«, añade la psicóloga.
Durante el trayecto, entre parada y parada, para que el viaje sea ameno, puede ser útil también «tener a mano libros, juguetes o dispositivos electrónicos que le distraigan, así como pasar el rato con juegos como «veo-veo», observar el paisaje o jugar a contar los coches que pasan».
¿Pantallas para el viaje: sí o no? A esta pregunta, María Verde Cagiao responde, una vez más, que esta decisión «es una elección individual y debe basarse en las necesidades específicas del niño y las circunstancias familiares».
Las ventajas, en según qué casos, pueden ser muchas, pues, como reconoce la psicóloga, «son una buena fuente de entretenimiento y distracción y pueden proporcionarle sensaciones de rutina, familiaridad y predictibilidad».
Sin embargo, en el punto medio está la virtud, y recomienda «alternar el uso de estos dispositivos con otras actividades que estimulen otro tipo de capacidades, hacer descansos regulares y evitar la sobreestimulación sensorial a través de las pantallas».
La clave es, por tanto, «encontrar un equilibrio que funcione para la familia y se adapte a las necesidades individuales del niño. Observar las reacciones del niño durante el viaje y ajustar las estrategias según sea necesario es esencial para crear un entorno cómodo y positivo durante el trayecto».
Y ¿qué hacemos si, a pesar de toda la planificación, el niño sufre una de las temidas crisis? En estos casos, María recomienda, «mantener la calma. detener el coche y proporcionar seguridad, ofrecer contacto físico o no hacerlo según su reacción, minimizar los estímulos sensoriales que podrían estar contribuyendo al malestar».
Antes de reiniciar la marcha, tenemos que asegurarnos de que el niño esté tranquilo, para lo que ayudará «hablarle con tono tranquilo y lenguaje claro y ofrecer alternativas de comportamiento que reconduzcan la situación a un estado de más calma, como objetos familiares o actividades que le agraden para que se distraiga».
Para acabar, unos ‘trucos’ que María Verde asegura que siempre funciona: «lograr que la comunicación sea clara, que el niño o niña comprenda bien la situación que está viviendo y qué cosas buenas traerá (conocer sitios nuevos, visitar familiares, etc.), la planificación de la ruta con sus paradas y la anticipación y el ensayo previo al día del viaje».