[vc_row][vc_column width=»2/3″][vc_column_text]Antonio Alberto Fernández
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Calidad de vida en personas con discapacidad intelectual
En este post pretendo presentar un modelo que se viene teniendo muy en cuenta en la atención a las personas con Discapacidad Intelectual, y por ende, podría ser aplicado en el trabajo de cualquier necesidad de apoyo: el Modelo de Calidad de Vida de Schalock y Verdugo.
En nuestro desarrollo como personas, puede que uno de los objetivos más perseguidos sea el de conseguir una vida plena. Tanto desde un punto de vista más egoísta, cada uno/a para sí mismo/a, como proyectando esta visión hacia los demás, hacia el bienestar de aquellas personas que nos rodean.
Pero, si nos paramos a pensar, ¿qué significa tener una vida plena o de calidad? Podría ser difícil llegar a un acuerdo o establecer algo estándar. No obstante, sí se podría pensar una idea común. En general podríamos considerar que una vida de calidad probablemente fuera aquella en la que estar a gusto y con las necesidades básicas cubiertas. En el caso de las personas con alguna discapacidad o necesidad de apoyo específica, podemos interpretar que la calidad de vida se compone de los mismos factores y relaciones que en la de las personas que no tienen dicha necesidad.
Concretamente Shalock y Verdugo han llegado a definirla como “un estado deseado de bienestar personal que:
a) es multidimensional,
b) tiene propiedades éticas (universales) y otras ligadas a la cultura,
c) tiene componentes objetivos y subjetivos, y
d) está influenciada por factores personales y ambientales”.
Entre los principios que fundamentan este modelo se puede establecer su multidimensionalidad, la mejora de la autodeterminación, los recursos, el propósito de vida y un sentido de pertenencia. La influencia de la percepción de participación de las personas con alguna alteración en las decisiones que afectan a sus vidas, así como la participación plena y la aceptación de esa persona en la comunidad.
Este modelo establece 8 dimensiones a tener en cuenta a la hora de trabajar con las personas con Discapacidad:
Desarrollo personal.
Autodeterminación.
Relaciones interpersonales.
Inclusión social.
Derechos.
Bienestar emocional.
Bienestar físico.
Bienestar material.
Estas ocho dimensiones, a su vez, se pueden concretar en los indicadores que aparecen en la siguiente tabla.
Este movimiento de mejora de la Calidad de Vida podría conllevar y traducirse en:
Pasar de un sistema centrado en las limitaciones de la persona a otro centrado en el contexto y en la interacción, teniendo en cuenta un enfoque ecológico.
Pasar de un sistema centrado en la eficacia de los servicios, programas y actividades a otro que se centre en los avances en la calidad de vida y los cambios y mejoras, que se verán reflejados en cada persona.
Pasar de un sistema centrado en los profesionales a otro que tenga en cuenta a la persona y a sus familiares.
El Modelo de Calidad de Vida lo podemos interpretar como una referencia y guía para el trabajo con personas con necesidades de apoyo, basado en los aspectos esenciales para una vida de calidad. De tal manera que nuestro trabajo repercuta en la búsqueda de la misma.
Para concluir, no podemos olvidar que nuestro trabajo con las personas con discapacidad debe ir encaminado a la mejora de su Calidad de Vida y la de sus familias. Y, por tanto, esta intervención debe estar centrada en las necesidades que presente esa persona en concreto, y se ha de tener en cuenta su punto de vista y sus demandas.
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