El verano trae consigo la oportunidad perfecta para que los niños disfruten del aire libre y se mantengan activos. Para aquellos con trastornos neurológicos, la piscina se convierte en un entorno ideal para continuar con sus terapias físicas de una manera divertida y efectiva.

Yaiza Galán, profesora de educación física en El Cole de Celia y Pepe que cuenta con piscina e integra su uso en la formación diaria de los alumnos, comparte los múltiples beneficios de la terapia acuática para los niños con trastornos neurológicos:

  • Reducción del Impacto: El agua reduce el impacto en las articulaciones y los músculos, permitiendo movimientos más suaves y menos dolorosos.

 

  • Mejora del Equilibrio y la Coordinación: La resistencia natural del agua ayuda a mejorar el equilibrio y la coordinación de los movimientos.

 

  • Fortalecimiento Muscular: Nadar y realizar ejercicios acuáticos fortalecen los músculos sin el riesgo de lesiones que pueden ocurrir en superficies duras.

 

  • Aumento de la Flexibilidad: El entorno acuático facilita la realización de movimientos que aumentan la flexibilidad de las articulaciones.

 

  • Estimulación Sensorial: El agua proporciona una rica experiencia sensorial que puede ser muy beneficiosa para los niños con trastornos neurológicos.

Consejos y ejercicios

Galán sugiere varios ejercicios específicos que los padres y cuidadores pueden realizar con los niños en la piscina:

Ejercicios de propulsión:

    • Propulsión de Piernas: Los niños pueden usar un churro de piscina colocado entre las piernas, simulando montar a caballito. Este ejercicio ayuda a fortalecer las piernas mientras se divierten.
    • Movimientos de Brazos: Con el churro bajo el pecho, los niños pueden realizar movimientos de brazada hacia adelante, como si nadaran estilo mariposa, y luego abrir los brazos para trabajar la amplitud de movimiento y la fuerza.

Ejercicios de Movilidad de Piernas:

  • Tumbados Boca Arriba o Boca Abajo: Con el apoyo de un churro, los niños pueden mover las piernas de manera controlada, trabajando la propulsión y la fuerza muscular. Este ejercicio también se puede realizar con una tabla de natación para mayor estabilidad.

Motivación y Competencia:

  • Recoger Objetos en el Agua: Para niños mayores, se pueden lanzar objetos al agua y pedirles que los recojan en el menor tiempo posible. Utilizar un cronómetro puede añadir un elemento de competencia y motivación, ayudándoles a mejorar su rapidez y coordinación.

«Con supervisión»

Es crucial, recuerdan los expertos, que se mantenga la supervisión adulta  en todo momento durante las actividades acuáticas. «Los ejercicios deben adaptarse a las capacidades individuales de cada niño, asegurándose de que se sientan cómodos y seguros en el agua. Además, es importante mantener una comunicación abierta con los profesionales de la salud que supervisan la terapia del niño para garantizar que los ejercicios acuáticos complementen de manera efectiva sus objetivos terapéuticos», recuerdan desde El Cole de Celia y Pepe.