Jordi A. Jauset es un reconocido divulgador científico especializado en las aplicaciones de la neurociencia de la música en la salud, la educación y el marketing. Con una sólida formación en ingeniería y neurociencia, Jauset ha dedicado gran parte de su carrera a investigar y compartir cómo la música puede influir en diversas áreas del bienestar humano. Además de su labor como conferenciante y profesor, ha publicado varios libros que se han convertido en referentes en su campo, como «Cerebro y música: una pareja saludable» y «¿La música distrae? Neurociencia y educación», entre otros.
Jauset también es autor del libro más reciente, «Neuromúsica. Cerebro, ciencia y arte», publicado en 2024, donde explora los mecanismos de la percepción musical y los beneficios de las actividades musicales desde una perspectiva neurocientífica. Su trabajo no solo se limita a la teoría, sino que también incluye aplicaciones prácticas en terapias musicales, lo que lo convierte en una figura clave en la integración de la música y la neurociencia para mejorar la calidad de vida de las personas.
Charlamos con él sobre el poder sanador, comprobado científicamente, de la música.
P. ¿Qué lo motivó a combinar sus conocimientos en comunicación, música e ingeniería en su línea de investigación actual?
R. Hace unos años me aficioné a la práctica del jogging (escuchando música) y tuve diversas experiencias (físicas, emocionales, cognitivas) que no experimentaba en estado de reposo, por lo que quise averiguar sus causas. Mi pregunta era: ¿Qué le ocurría a mi cerebro mientras escuchaba música? Fue esta curiosidad la que me motivó para adentrarme en la neurociencia, disciplina apasionante sobre el conocimiento del ser humano. Encontré respuestas y, a la vez, un vasto horizonte de estudio e investigación.
P. Sus publicaciones como “Cerebro y música, una pareja saludable” y “¿La música distrae? Neuromúsica y educación” son muy referenciadas. ¿Qué aspectos de estas obras cree que resuenan más entre el público y los investigadores?
R. Por los comentarios que recibo, se valora la claridad en la exposición y las numerosas referencias a los estudios originales que permiten a los lectores profundizar en las ideas expuestas. La obra “Cerebro y música, una pareja saludable” está dedicada a los estudiantes de Musicoterapia para facilitar su acceso a un conocimiento más detallado del proceso cerebral de percepción sonoro-musical, tema al que no se dedica el tiempo necesario en los estudios reglados actuales, al menos en los que conozco y he colaborado como profesor. Con relación a “¿La música distrae? Neuromúsica y educación”, es apreciada por los educadores y profesores de música por los diversos estudios seleccionados mostrados, relacionados con las mejoras de las funciones cognitivas al realizar cualquier actividad musical (escucha, canto, interpretación y danza). Ofrece argumentos interesantes acerca de los enormes beneficios del aprendizaje musical.
P. ¿Cuáles son los fundamentos científicos que explican cómo la música puede potenciar las capacidades cognitivas de los niños?
R. La música potencia las capacidades cognitivas de los niños a través de diversos mecanismos neurológicos. Analizando las distintas tareas que se requieren para el aprendizaje de cualquier actividad musical, se observa la necesidad de múltiples habilidades como la memoria, la atención, la coordinación motora y la percepción auditiva, lo cual estimula y activa diferentes áreas del cerebro. Estudios con neuroimágenes muestran, en sus practicantes, un mayor grosor (materia gris y blanca) en determinadas áreas que aportan una mayor conectividad en ambos hemisferios y distintas zonas cerebrales, relacionadas prioritariamente con dichas funciones.
P. ¿Y sobre la neuroplasticidad?
R. El aprendizaje musical estimula la neuroplasticidad, la capacidad del cerebro para reorganizarse y formar nuevas conexiones sinápticas, lo cual es importante especialmente en la infancia, cuando el cerebro está en una etapa crítica de desarrollo. Investigaciones científicas muestran que los niños con formación musical tienen un mejor rendimiento en habilidades lingüísticas, en parte a la mejora en la capacidad de procesar sonidos y patrones complejos, en mostrar una mejor memoria verbal, un vocabulario más amplio, lo cual facilita la lectura y el aprendizaje de otras lenguas. Es, a su vez, una herramienta que estimula las funciones ejecutivas, como la planificación. Hay tesis doctorales que indican que los estudiantes de música suelen obtener un mejor rendimiento académico.
P. ¿Qué investigaciones recientes considera más reveladoras sobre el papel de la música como neuroprotectora en adultos?
R. Es una de las áreas actuales de investigación. Pueden mencionarse por ejemplo, la publicada por el “Instituto Nacional de Salud” de EUA (Music and health: understanding and developing music medicine, 2021), o la publicada en la revista “Frontiers in Psychology” (Musical Activity During Life Is Associated With Multi-Domain Cognitive and Brain Benefits in Older Adults, 2022) que concluye que la interpretación musical durante la vida se relaciona con mejores habilidades cognitivas y mayores capacidades cerebrales en la vejez. La actividad musical puede servir como una estrategia de enriquecimiento multimodal que podría ayudar a preservar la salud cognitiva y cerebral en la vejez. Estos efectos se atribuyen a la estimulación constante de la memoria, la atención y otras funciones ejecutivas que intervienen durante la actividad musical. A su vez, se insiste en la necesidad de más estudios que permitan consolidar esta afirmación.
P. ¿Qué papel puede jugar la música en el tratamiento y la prevención de trastornos de salud mental?
R. La música puede desempeñar un papel significativo a través de varios mecanismos. Por ejemplo, regulando las emociones y mejorando el estado de ánimo, estimulando la liberación de neurotransmisores como la dopamina y la serotonina, que son cruciales para el bienestar emocional. En este sentido, la musicoterapia, correctamente aplicada por profesionales, ha demostrado ser eficaz en el tratamiento de la depresión, la ansiedad y el estrés postraumático. Por otra parte, la música facilita la comunicación no verbal, lo cual es particularmente útil en personas con dificultades para expresar sus emociones verbalmente. Como prevención, la música puede fomentar la resiliencia y el manejo del estrés, minorando el riesgo de desarrollar trastornos de salud mental. Actividades musicales regulares, como participar en un coro o aprender a tocar un instrumento, mejoran la autoestima y facilitan la socialización, estimulando la liberación de oxitocina, lo cual contribuye también a un mayor bienestar.
P. En sus conferencias, menciona cómo la música nos beneficia en múltiples modalidades (canto, instrumento, danza). ¿Podría explicar algunos de estos beneficios con ejemplos concretos?
R. Son muy amplios y con determinados matices o diferencias. En general hay cambios estructurales cerebrales (aumento de densidades y volúmenes de materia gris y blanca) que facilitan la conectividad entre diversas áreas de ambos hemisferios mejorando la transferencia de información y estimulando áreas que se comparten con otras funciones no estrictamente musicales. Se detectan mejoras en el equilibrio (danza), en la autoestima, mejor manejo del estrés, mayor memoria de trabajo, mejoras en funciones ejecutivas, en creatividad, en capacidades lingüísticas y visuoespaciales, etc.
P. ¿Qué diferencias ha observado en los efectos cognitivos de la música en niños en comparación con adultos?
R. Los estudios indican que los efectos cognitivos de la música varían entre niños y adultos debido a las diferencias en la plasticidad cerebral y las etapas de desarrollo. En niños, la música puede mejorar significativamente el desarrollo del lenguaje, la memoria y las habilidades espaciales, en base a su alta neuroplasticidad y su capacidad de reorganización que, aunque existe en los adultos, por causas biológicas, es menor. En estos, la práctica musical regular ayuda a mantener la memoria y las funciones ejecutivas, y puede retrasar el declive cognitivo asociado con el envejecimiento. De ahí que sea utilizada como herramienta efectiva para la rehabilitación cognitiva.
P. ¿Cómo puede integrarse la educación musical en los currículos escolares para maximizar sus beneficios cognitivos y emocionales en los estudiantes?
R. Integrar la educación musical en los currículos escolares puede maximizar sus beneficios cognitivos y emocionales a través de un enfoque interdisciplinario. Las clases de música no deberían centrarse en conseguir habilidades técnicas, sino en otros aspectos cómo fomentar la creatividad y la colaboración. Incluir actividades como la improvisación musical, la composición y la interpretación en grupo, permiten trabajar habilidades como la resolución de problemas, la comunicación y el trabajo en equipo. Además, como ya se ha experimentado en algún centro educativo, la música puede integrarse en otras materias para reforzar el aprendizaje. Por ejemplo, utilizar canciones para enseñar conceptos matemáticos o aspectos históricos, consiguiendo que el aprendizaje sea más atractivo y consolidado. El canto permite una mejor memorización.
P. ¿Existen diferencias en los efectos terapéuticos de la música en distintos grupos de edad o en personas con condiciones específicas como el síndrome de Alzheimer?
R. Sí, existen diferencias en los efectos terapéuticos de la música según el grupo de edad y la condición específica. En personas con alzhéimer, la música específicamente elegida en base a su historial musical, puede ayudar a evocar recuerdos y mejorar el estado de ánimo. La musicoterapia puede reducir su estado de ansiedad y contribuir a mejorar su calidad de vida. La música puede activar áreas del cerebro que permanecen relativamente intactas en las etapas tempranas y medias del Alzheimer, como las relacionadas con la memoria musical y las emociones.
P. ¿Y en el caso del trastorno del espectro autista?
R. En este caso, la musicoterapia puede mejorar la comunicación y las habilidades sociales. Aunque la casuística existente en este trastorno es muy variada y diversa, suelen responder bien a los estímulos musicales, y la música puede utilizarse para desarrollar habilidades de interacción social y de lenguaje. Diversos estudios muestran que la musicoterapia puede aumentar la atención, reducir los comportamientos repetitivos y mejorar la respuesta emocional en niños con el trastorno del espectro autista.
P. ¿Qué áreas de la investigación sobre la interacción música-cerebro considera que necesitan más exploración?
R. Una de las áreas que necesita más exploración es cómo la música puede influir en la neurogénesis, la creación de nuevas neuronas en el cerebro adulto. Aunque hay evidencia de que la música puede estimular la plasticidad cerebral, se necesita más investigación para entender cómo estos cambios estructurales y funcionales pueden ser utilizados terapéuticamente en condiciones neurodegenerativas y trastornos mentales. Otra área muy interesante y puntera de investigación es la influencia de la música en el genoma humano. Desde hace unos pocos años, hay unos estudios pioneros de la universidad de Helsinki y también de un centro de investigación de Santiago de Compostela (Galicia), con su proyecto “Sensogenomics” con resultados preliminares esperanzadores e importantes.
P. ¿Cómo ve la colaboración entre científicos, músicos y educadores para avanzar en la comprensión y aplicación de la neuromúsica?
R. Es necesaria e imprescindible. Este tipo de estudios requiere la colaboración multidisciplinar pues abarca una gran diversidad de disciplinas. Los científicos pueden proporcionar la base teórica y los métodos de investigación y los músicos, por su parte, pueden ofrecer una perspectiva práctica y creativa sobre cómo se puede aplicar la música de manera efectiva en diferentes contextos. Los educadores son esenciales para implementar estas ideas en entornos de aprendizaje y terapia. La sinergia entre estas disciplinas puede acelerar el avance del conocimiento y la aplicación práctica de la neuromúsica, beneficiando a individuos y sociedades o comunidades en todo el mundo.
P. ¿Qué mensaje le gustaría transmitir a aquellos que aún no están convencidos de los beneficios de la música en la salud y la educación?
R. ¡Qué lo experimenten, pues es la mejor evidencia que puede conseguirse! Existen cientos de estudios publicados en las últimas décadas que aluden e informan de estos beneficios. Es posible que muchos de ellos no cumplan todas las exigencias de estudios científicos rigurosos, entre otros, porque hay ocasiones en que no es posible controlar todas las variables deseadas. Pero, cuando organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Instituto Nacional de Salud de EUA, Centros internacionales de investigación reconocidos (Harvard, Instituto Tecnológico de Massachusetts, John Hopkins, Mount Sinai Beth Israel) publican dichos beneficios, por algo será. La música es un placer estético, y bienvenido sea, pero además es una poderosa herramienta que contribuye al desarrollo integral de las personas, una fuente inagotable de enriquecimiento cognitivo, emocional y social que tiene un impacto profundo y positivo en el cerebro y el bienestar general.