- Expertos en educación especial debatieron durante las IV Jornadas Neurocientíficas y Educativas de la Fundación Querer
- Beatriz Gómez, maestra, moderó el coloquio, en el que participaron Montserrat Gomendio, Carlos Valiente, el Doctor Tomás Ortiz y Ferrán Riera
- «Inclusión no es juntar niños, es dar a cada uno lo que necesita», aseguró Pilar García de la Granja
Las IV Jornadas Neurocientíficas y Educativas de la Fundación Querer, celebradas en el edificio All In One de Caixabank, acogieron la semana pasada dos días dedicados a divulgar sobre las últimas evidencias científicas en torno a las Enfermedades Neurológicas Infantiles y Trastornos del Lenguaje. Una reunión en la que participaron, divulgaron y departieron una treintena de especialistas de primer nivel en más de 20 ponencias y mesas redondas.
La primera de las mesas destacó la importancia de las investigaciones científicas en las políticas de educación especial; tema de candente actualidad tras el aval por parte del Tribunal Constitucional a la LOMLOE, conocida como ‘ley Celáa’, que aboga por el traspaso progresivo de alumnos con necesidades educativas especiales de la educación especial a la ordinaria y que el Consejo Español para la Defensa de la Discapacidad y la Dependencia, entre otras muchas entidades, entiende que perjudica al sistema educativo y limita gravemente las libertades y los derechos de los alumnos con discapacidad y sus familias.
Para tratar este tema desde la evidencia científica participaron Beatriz Gómez, maestra de educación especial en el colegio Jean Piaget de Zaragoza; Montserrat Gomendio, profesora de investigación del CSIC; Carlos Valiente, presidente de la Asociación Nacional de Centros de Educación Especial (ANCEE); el Doctor Tomás Ortiz, catedrático emérito de Psicología médica; y Ferrán Riera, Director Pedagógico de los colegios ordinarios Llissach y La Gleva, en Barcelona.
«Inclusión no es juntar a la gente, es dar a cada niño la educación que necesita, y tenemos la obligación de darles a todos las mismas oportunidades»
Todos los intervinientes destacaron el valor de la educación especial, tanto desde el punto de vista científico y educativo, como desde el lado humano y del bienestar de los alumnos. Para ello, se pusieron sobre la mesa temas como imposibilidad de trasladar el modelo nórdico a la sociedad española, el equivocado estigma que pesa sobre los centros especiales, la importancia de adaptar los sistemas de enseñanza a los cerebros ‘neurodivergentes’, que el acoso escolar y la exclusión social es un problema frecuente para los alumnos con discapacidad en ordinaria, o la falsa premisa de que más inclusión en las aulas equivale a más inclusión social.
«Para que la educación sea inclusiva tiene que ser exitosa, y para que lo sea, tenemos que poner a las necesidades del niño en el centro, porque un niño neurodivergente tiene el mismo derecho a aprender que un niño neurotípico», apuntó Pilar García de la Granja, presidenta de la Fundación Querer, al presentar a los integrantes de la mesa, «inclusión no es juntar a la gente, es dar a cada niño la educación que necesita, y tenemos la obligación de darles a todos las mismas oportunidades».
Ver esta publicación en Instagram
Beatriz Gómez, por su parte, defendió que la educación especial, de manera silenciosa, «lleva años demostrando su valía y su alta calidad en la intervención con niños con necesidades especiales, a pesar de que este modelo se ha visto señalado y estigmatizado. Se supone que por llevar el término ‘inclusivo’ es bueno para todos, cuando se sabe que eso no es así«.
La inclusión, entendida tal y como la propone la LOMLOE, puede parecer muy atractiva, pero cuando se miran los datos, como explicó Montserrat Gomendio, no funciona en la mayoría de los contextos, especialmente cuanto más diverso es el alumnado, «se tiene la creencia de que, si a todos los alumnos se les pone en la mismo aula y se les expone al mismo profesor o el mismo currículum tienen igualdad de oportunidades, pero la evidencia científica nos dice que eso no es así«.
«Se concluye que son las políticas inclusivas las que han llevado a la equidad, cuando, si lo analizamos, vemos que esas sociedades ya eran equitativas y se pueden permitir esas políticas tan inclusivas»
Esta falsa creencia viene, según Gomendio, de la idea mitificada de que tenemos de las bondades de la educación en los países nórdicos, con Finlandia como principal referente. Sin embargo, en su opinión, no es modelo comparable ni extrapolable al español, que tiene un alumnado más heterogéneo: «el de estos países es muy homogéneo. Se concluye que son las políticas inclusivas las que han llevado a la equidad, cuando, si lo analizamos, vemos que esas sociedades ya eran equitativas y se pueden permitir esas políticas tan inclusivas«.
Según la investigadora del CSIC, en nuestro país tradicionalmente no se ha tenido en cuenta la evidencia científica a la hora de elaborar las políticas educativas, a pesar de que cada vez existen más. «Hay dos áreas del conocimiento que están aportando información muy útil», explica, «la neurociencia, que nos habla de cuáles son las formas de aprendizaje según el perfil del alumnado; y el informe PISA, que observa cuáles son las prácticas que han implementado los países que han mejorado y ve si son trasladables a otros países. La evidencia va teniendo peso, pero creo que, si hay un ámbito en el que la ideología tiene más peso que la evidencia científica ese es el de la inclusión», asegura.
«La inclusión no es posible ni conveniente desde el punto de vista del realismo»
También defendió un modelo de educación diferenciado para alumnos con necesidades especiales el catedrático emérito Tomás Ortiz: «Los trastornos neurológicos alteran las vías de entrada de la información y esto dificulta del aprendizaje. Utilizamos modelos normalizados porque pensamos que es lo mejor, pero la neurociencia lo que nos dice es que tenemos que utilizar criterios diferentes que nos permitan desarrollar adecuadamente mecanismos neurológicos para conseguir mejores resultados«.
La realidad de la ‘inclusión’
Carlos Valiente, presidente de ANCEE, aseguró que «la investigación se está fomentando muchísimo. Hoy ya podemos poner en valor, con datos empíricos, la eficacia que puede tener este tipo de educación«. Valiente, que en ningún caso quiere quitar valor a la educación ordinaria, tampoco quiere que se haga con la especial: «Si se investigan, todas las modalidades educativas tienen eficacia, la ordinaria, la especial y la combinada, y nosotros queremos que se investiguen todas, pero la que se está poniendo en cuestión es la especial».
Además, destacó el valor de la observación, ‘que también es ciencia’, «ya no solo en el aprendizaje, la educación especial repercute directamente en el bienestar de las familias, porque, en muchos casos, se benefician solo con el contexto. Como dicen muchos alumnos, aquí tienen amigos, van a cumpleaños, no se sienten los últimos, no se sienten ‘dejados’…». «Me niego a esa dicotomía entre inclusión y especial, porque ¿qué colegio de educación especial no es inclusivo realmente?», añadió Valiente.
En educación importa tener en cuenta tanto las políticas educativas como la base científica del aprendizaje.
Una mesa inclusiva que pone en valor la importancia de la educación personalizada tanto en la escuela ordinaria, la compartida como la especializada.#educacioninclusiva pic.twitter.com/aadT2d6EMX
— Mª José Mas Salguero (@MasTwitts) April 26, 2023
Para hablar de su experiencia real en aulas ordinarias, intervino Ferrán Riera, director pedagógico de dos centros ordinarios en Barcelona que ha tenido que enfrentarse a una inclusión forzosa: «En educación, la premisa es el realismo, porque sin realismo no se puede educar, y la inclusión no es posible ni conveniente desde el punto de vista del realismo«.
Ferrán, que puso nombre a los alumnos con necesidades especiales de su centro, como Joan, Raquel, Pau… con síndrome de Down, autismo… aseguró que si bien ha tenido aspectos positivos como «hacer que los profesores sean mejores, que cedan a las necesidades de los alumnos o que crezcan en humanidad», el precio a pagar es muy alto. «No hay recursos suficientes para atenderlos como necesitan, no llegamos a atender determinadas situaciones que afectan tanto a los neurotípicos como a ellos y a los profesores. El profesor sufre porque su propuesta didáctica no está a la altura de lo que estos chicos necesitan, y para nosotros, no poder ofrecer a los alumnos llegar hasta donde pueden, es un fracaso», relató.
La mesa completa sobre educación especial, así como el resto de ponencias y mesas redondas, se pueden consultar en el canal de YouTube de la Fundación Querer.
Puedes leer el artículo original, escrito por Merche Borja, en Capaces.