- Profesor en la Universidad de Harvard (EE.UU.), es uno de los pioneros en el uso de estimulación no invasiva.
- «Forzando la función del cerebro quitaremos los síntomas de la enfermedad y mejorará la patología subyacente».
- Pascual-Leone participará en las IV Jornadas Neurocientíficas y Educativas de la Fundación Querer
Álvaro Pascual-Leone es Catedrático y profesor en la prestigiosa Escuela Médica de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, y una eminencia mundial en el campo de la Neurología. A través de la investigación, su trabajo se centran en comprender los mecanismos que controlan la plasticidad del cerebro a lo largo de la vida para poder modificarlos y, de esta forma, mejorar el funcionamiento cerebral en personas con trastornos neurológicos y psiquiátricos.
En el extenso currículum del neurólogo figuran infinidad de cargos y reconocimientos, entre los que destacan el de director del Guttmann Brain Health Institute de Barcelona o la dirección también del Centro de Estimulación Cerebral no Invasiva. Además, Pascual-Leone forma parte del Comité Científico de la Fundación Querer y este año volverá a participar en sus IV Jornadas Científicas y Educativas.
«Aprecio enormemente la labor que realiza la fundación por su alto rigor científico. Las jornadas me parecen muy importantes porque divulgan su compromiso con este rigor científico, lo clarifican en la sociedad y ponen en el escaparate la evidencia de lo que se puede hacer y cómo eso se traduce en un beneficio para la gente», señala el neurólogo, en una entrevista para 20minutos, desde Massachusetts.
Pregunta: Asegura que las alteraciones cerebrales son la mayor causa de discapacidad a lo largo de la vida, incluso mayor que la discapacidad por cáncer o enfermedades cardiovasculares juntas. ¿No le damos la suficiente importancia a la salud de nuestro cerebro?
Respuesta: Los datos son así, no es que sea mi opinión. No le prestamos la atención que quizás deberíamos a mantener nuestro cerebro sano en gran medida porque pensamos que no nos hace falta y que ya lo haremos cuando tengamos problemas. Pensamos que cosas como la demencia afectan a la gente de 80 años, no de 60 o 30. Sin embargo, lo que sabemos hoy en día es que hay enfermedades que se manifiestan a una cierta edad, pero que realmente tienen una edad mucho más temprana. Sin embargo, el horizonte del impacto de lo que hacemos es muy lejano, por eso es muy difícil ser consciente de la posible consecuencia que pueda tener.
Además, los humanos tenemos lo que llamamos un sesgo de optimismo fortísimo que hace que pensemos que somos inmunes a lo que afecta a muchos. Por otro lado, creemos erróneamente que el desarrollo del cerebro tiene una curva en la infancia, después hay una meseta plana y es cuando se está acabando esta planicie que empezamos a prestarle atención. Sin embargo, la representación más óptima es pensar en el cerebro como un órgano que se está desarrollando y cambiando a lo largo de toda la vida, con lo cual tenemos que empezar desde la infancia, sino antes, a prestar atención a su desarrollo, a mantener y a promocionar la salud cerebral.
P: Si el cerebro es un órgano que está en constante desarrollo, ¿es posible modular su actividad para llegar a prevenir la discapacidad o incluso restaurar la función en determinadas enfermedades neurológicas?
R: Así es. Existen tres niveles: clínica o síntomas, función y estructura cerebral. Generalmente pensamos que las enfermedades alteran la estructura cerebral, después la función y, como consecuencia, dan lugar a los síntomas. Sin embargo, hay ciertos síntomas que vemos, como la falta de memoria o las crisis epilépticas, que se deben a una actividad específica cerebral, consecuencia de una estructura, es decir, una forma de funcionar del cerebro. Ahora sabemos que haciendo y forzando la función del cerebro a que sea normal quitaremos los síntomas de la enfermedad y, además, mejorará la patología subyacente. Es extraordinario porque eso nos da una oportunidad de prevenir problemas, pero, además, de restaurar la función.
«Forzando la función del cerebro quitaremos los síntomas de la enfermedad y mejorará la patología subyacente»
P: Una de las formas para modular la actividad cerebral es la estimulación no invasiva. Usted es pionero y uno de los mayores expertos del mundo en estimulación magnética transcraneal. ¿En qué consiste esta técnica?
R: Eso es, una forma de forzar la función del cerebro a ser normal es con estimulación cerebral y con neurotecnologías. Nosotros desarrollamos técnicas para hacer eso de forma no invasiva, sin tener que hacer cirugía. El cerebro es un órgano que funciona con un cableado que conduce electricidad. Tenemos tantos cables y conexiones como 3 veces más todos los cables de Internet. En niños, son 10 veces más. Por tanto, si tú puedes inyectar electricidad en el cerebro, puedes hacer que ese cableado conduzca una cantidad adecuada de electricidad.
El problema es que el cráneo es un aislante espectacular contra la electricidad, con lo cual, utilizamos opciones invasivas, que requieren cirugías o no invasivas, a través de técnicas como la estimulación magnética transcraneal. A través de inducción electromagnética, esta técnica permite inducir una corriente en el cerebro sin que la persona se entere. La idea es ampliar esa estimulación con un cierto patrón, para hacer que las estructuras cerebrales funcionen bien. Después, necesitamos otra tecnología que permita guiar esas bobinas sobre el cráneo a los puntos deseables del cerebro.
P: ¿Qué ventajas presenta la estimulación no invasiva, como la estimulación magnética transcraneal, sobre otras técnicas invasivas?
R: Las invasivas tienen la ventaja de que, una vez puesto el electrodo, ya no tienes que volver a aplicarlo porque lo tienes ahí para el resto de tu vida. Pero eso tiene la desventaja de que, si es algo que puedo tratar, una vez elimino el problema no puedo quitar ese cable porque causaría daño. Además, meter un electrodo en el cerebro tiene un riesgo de aproximadamente 4% de crear una lesión y tener consecuencias no deseables. Si el problema lo vas a tener siempre y vas a necesitar la estimulación siempre quizá es un riesgo que vale la pena correr. En cambio, si el problema se puede curar y no es necesario estimulación en un futuro, es mejor opción la técnica no invasiva.
P: Sin embargo, ¿tienen limitaciones las técnicas no invasivas? ¿Son menos efectivas?
R: Tienen limitaciones que vienen dadas por las características de la estrategia de inducción misma. A medida que te alejas del cable, la intensidad de tu campo magnético es menor, por lo tanto, la corriente que induces es menor. Hay estructuras cerebrales a las que no llegas porque, aunque la superficie es fácil de afectar, es mucho más complicado hacerlo en zonas profundas, a no ser que uses trucos distintos. Es decir, hay limitaciones que vienen dadas por la distancia, por las características o por la difusión, con lo cual, no es que lo no invasivo siempre vaya a ser mejor que lo invasivo, sino que hay que pensar qué aplicaciones son mejor hacer de forma invasiva y cuáles de forma no invasiva.
P: ¿Para qué tipo de patologías puede ser útil la estimulación magnética transcraneal?
R: Esta técnica está aprobada por la Agencia del Medicamento de Estados Unidos (FDA) para la depresión, los trastornos obsesivos compulsivos, las adicciones y la ansiedad. Además, se usa fuera de indicación, porque hay evidencia de apoyo aunque no esté aprobado, para trastornos de impulsividad, epilepsia focal, recuperación después de un infarto cerebral, problemas de memoria y párkinson.
«El cerebro se desarrolla a lo largo de toda la vida, con lo cual tenemos que mantener su salud desde la infancia»
P: ¿Se podría utilizar, por tanto, en el Trastorno del Espectro Autista?
R: Sí, las aplicaciones de la impulsividad se refieren, sobre todo, a esto. No es correcto decir que está aprobado directamente para el TEA porque esta técnica modifica un circuito cerebral. En autismo confluyen una serie de síntomas y la estimulación mejorará uno o varios síntomas en concreto, como la impulsividad, la falta de empatía, los ataques de rabia o los problemas del habla, dependiendo de la red cerebral en la que actúe, pero no quita el resto necesariamente, ni tampoco la alteración subyacente. Por tanto, es mejor pensar en la estimulación como tratamiento para discapacidades o síntomas, en vez de para enfermedades.
P: ¿Y en la epilepsia? ¿Qué supondría la aplicación de esta técnica?
R: En epilepsia, actuaría sobre la focal precisamente por lo mismo, porque tienes que saber dónde está la diana para poder aplicarla, es decir, dónde está el foco epiléptico. Si lo sabes y lo puedes localizar, puedes hacer que funcione de otra forma y suprimirlo básicamente, pero necesitas saber dónde está.
P: ¿Cómo ha sido su experiencia trabajando con pacientes? ¿Recuerda algún caso que le haya impresionado en especial por los beneficios que le ha traído esta técnica?
R: Recuerdo muchos. Hay una persona con autismo, John Robinson, que ha escrito un libro al respecto, Switched on, en el que describe que, por su autismo no sabía cuándo mirar a la gente a los ojos o qué leer en la expresión de la cara de la gente. Cuando participó en estudios con nosotros notó que, de repente, se le abría esta capacidad. Recuerdo también otro; una de las personas que leen más rápido con braille es alguien que se quedó ciego y que, con la estimulación, demostramos que podíamos acelerar la restauración de función, o sea, la adquisición de la lectura de braille. Para ello aceleramos la reorganización del cerebro de forma plástica y dedicamos las zonas que antes se dedicaban a la visión ahora al procesamiento táctil.
«El rigor es muy importante y, a veces, se mal usan estas técnicas de estimulación por intereses financieros»
P: Pese a sonar aún como algo muy novedoso, este tipo de técnicas se están aplicando ya en EE.UU. ¿Se utilizan también en España?
R: Sí, en centros de investigación y también a nivel clínico. Pero el riesgo de esto es que hay gente que lo usa a nivel clínico y que no sabe cómo hacer o no le presta suficiente rigor. Aquí importa el detalle, la precisión y, si no la tienes, aparte de poder inducir riesgos, estás tomándole el pelo a la gente. Creo que el rigor es muy importante y que, a veces, se mal usan estas técnicas por intereses financieros.
P: ¿Cómo se financian estas técnicas? ¿Las cubre la Seguridad Social?
R: De momento no las cubre la Seguridad Social, es todo financiación privada. Precisamente por eso, creo que el tener, no solo controles, sino el compromiso de los profesionales de hacer las cosas bien, con cuidado, es muy importante.