Y comencé preguntando:

  • ¿Podéis levantar la mano los que sois profes y padres?
  • ¿Podéis levantar la mano los que sois padres no profes?
  • ¿Podéis levantar la mano los que sois profes no padres?

¿Y por qué esta pregunta? Por la sencilla razón de que íbamos a poner en la palestra temas un poquito polémicos para debatir sobre ellos. Temas de esos en los que nunca nos ponemos de acuerdo ni profes con profes, ni padres con padres, ni padres con profes. Y, la realidad es que, a pesar de que estaba un poco desequilibrada la balanza entre profes y padres (40 docentes frente a 8 padres) como había muchos profes que además eran padres pudimos sacar jugo a los temas y ponernos en piel de padre y el piel de profe.

La organización de la jornada fue así:

  • Tres temas tres sobre los que debatir.
    1. Grupos de whatsapp
    2. Deberes
    3. ¿Quién enseña a los que enseñan? Formación
  • Puesta en común.
  • Talleres de matemáticas.

¡Se me olvidaba! ¿Que de qué jornadas hablo? Hablo de las Jornadas de Innovación y Matemáticas que por cuarto año organiza el colegio Ártica de Madrid. La primera jornada siempre tiene lugar el viernes y es, desde mi punto de vista, es el día más rico de los dos porque son los niños de distintos coles los que comparten sus buenas prácticas en innovación y matemáticas. Y  es estupendo porque, en esto del aprendizaje de las matemáticas, lo rico es que todos nos nutramos de todos. Este tipo de encuentros, este tipo de acciones que tienen como única pretensión compartir y aprender todos de todos no debería desaparecer nunca. Debería ser un hábito. Deberíamos crear una enorme comunidad de dinámicas, formas de actuar, etc ¡Compartir es vivir!  La segunda jornada (sábado) consiste en un taller formativo de mates dirigido a profes y este año he sido un afortunado de poder volver a estar con ellos dos años después.

El caso es que cuando me lo propusieron solté el típico: «Oye, ¿y si modificamos este año el formato? ¿Y si abrimos la convocatoria del sábado también a padres?» Y en el Ártica que se lanzan con todo dijeron: «vale, ¿nos haces una propuesta?»  Y entonces dije: «pues mira, yo haría dos partes. Una primera para debatir sobre temas espinosos y polémicos que afectan a padres y profes y la segunda de mates, de esa forma, los padres podrán ver que ya no se aprende como antes (o al menos como muchos de nosotros aprendimos) y los profes podrán/podremos ver que los padres están/estamos deseando ver cómo aprenden los niños para poder implicarse/implicarnos con ellos.

Esto es lo que pasó:

FASE DEBATES

Debatimos por equipos de manera rotativa sobre los tres temas de arriba y extrajimos conclusiones por equipos. Después se pusieron en común y, ahí, saltaron chispas (¡muchas más de las pretendidas!). Pero digo yo: si todos estamos de acuerdo en que hay un problema con los grupos de whatsapp, con los deberes y con la formación, ¿por qué no hablar sobre ello?

A nivel general salieron opiniones a favor y en contra de los grupos de whatsapp. Llegamos a la conclusión de que esto, realmente, no es nuevo. Solo ha cambiado el soporte tecnológico pero la esencia es la misma, solo que antes o llamabas tú a un amigo o, si aún eras pequeño, puede que llamaran tus padres: ¿hasta qué punto tengo que sacarle las castañas del fuego a mi hijo? ¿Cómo influye en su desarrollo que suplamos su responsabilidad? ¿Realmente la suplimos?

Se habló también de los deberes, del tipo de deberes, ¿pueden ser motivantes? ¿Son los deberes siempre negativos por el hecho de ser deberes? Vimos que hay formas y formas y que no es lo mismo que te toque hacer 10 divisiones diarias porque no te salen (ojo, que no te salen pero te mandan 10 diarias) a que te toque hacer un trabajo de investigación sobre el oso grizzlie. En el primer caso motivación cero y en el segundo tienes que decirle al niño que lo deje ya, que es tarde.

El tema de la formación del profesorado trataba de concienciar a profes y padres del siguiente modo: se pretendía que los padres vieran que es necesario estar formados pedagógicamente hablando para «enseñar». Entendiendo por enseñar mucho más que transmitir conocimientos. Por otro lado, se pretendía que los profes pusieran de manifiesto su opinión sobre su paso por la universidad. Salió la frase: «¿Cómo puede enseñar a enseñar aquel que nunca enseñó al que tiene que aprender?» Es decir, ¿deberían tener los profes de Magisterio experiencia con niños?

Las conclusiones de los debates las fuimos recogiendo en tres soportes. Rombos, rectángulos y triángulos.

Acoplé rombos con rombos y surgió un hexágono

Pegué los triángulos y añadí uno más y formé una pirámide. Pegué los rectángulos y añadí uno más para formar un prisma. Quedó algo así:

¿Y por qué estas formas? Tonterías mías pero la realidad es que los talleres de mates que vendrían a continuación tenían mucho mucho que ver con las formas en cuestión.

TALLER 1. Relación entre prisma y pirámide.

Y empecé preguntando: ¿Es más grande el prisma o la pirámide? ¿Dónde cabe más en el prisma o en la pirámide? ¿Cuánto más?

El prisma y la pirámide que quedaron fabricadas como expositores de ideas y conclusiones tenían la misma base y altura y, para justificar su teoría de que la pirámide es más pequeña que el prima me dijeron que podía meter la pirámide dentro del prisma. Y sí, cabía. Pero ahora tocaba jugar con las mates, con polígonos de colores para fabricar las formas, con arena mágica para llenar ambos cuerpos, con reglas, balanzas, básculas, … Teníamos que averiguar cuánto más grande es el prisma que la pirámide o cuánto más pequeña es la pirámide que el prisma. Y entonces, surgió la magia. La magia de la motivación, la magia del «manos a la obra» y la implicación y entusiasmo para averiguar la relación entre el prisma y la pirámide. No tiene sentido contar cómo fue la cosa si se puede ver en un vídeo:

Y una vez resuelto y averiguado que en la pirámide cabe la tercera parte de arena que en el prisma o que en el prisma cabe el triple que en la pirámide formalizamos eso de que el volumen de la pirámide es 1/3 del área de la base por la altura.

De ahí enganchamos con otro taller. Esta vez se trataba de un problema (por supuesto la cosa seguía yendo de prismas y pirámides).

Algo así:

TALLER 2. El problema del salero

¿Y si…? Tenemos un salero con forma de prisma y otro con forma de pirámide. Ambos tienen la misma base y altura. Ambos están llenos de sal.

Si al salero de prisma lo llamamos UNO (ayyyyyyyyy la importancia del UNO), ¿cómo podemos llamar al de pirámide?

Si al salero de pirámide lo llamamos UNO (ayyyyyyyyy la importancia del UNO), ¿cómo podemos llamar al de prisma?

Total, que comenzamos a hablar de esto y acabamos pasando a representar con dibujos la relación entre la cantidad de sal de uno y otro salero. Y, ¿sabéis qué? Que de manera natural tendemos a simplificar al máximo los dibujos, a ir a situaciones esquemáticas que nos permitan comprender. Tendemos a dibujar lo más sencillo posible. ¡Necesitamos el cerebro a tope para razonar! Y quedó algo así:

Si el prisma es 1 pues el pirámide es la tercera parte:

Y, a partir de esta representación, empiezan a surgir todo tipo de problemas que nos hacen estrujarnos el cerebro a tope:

  • Entre los dos saleros hay 160 gramos de sal, ¿cuánto hay en el salero de pirámide?
  • Si gastamos la mitad de la sal del salero de prisma, ¿habrá más en el prisma o en la pirámide? ¿Cuánto más?
  • ¿Y si después de haber gastado la mitad de la sal del prisma decidimos echar la mitad de la sal de la pirámide en el prisma? En ese caso, ¿cuál es la diferencia de la sal entre ambos?

TALLER 3. El de la lana de 90 cm y los pósit

Íbamos un poco justos de tiempo y no sacamos todo el partido que me hubiera gustado a uno de mis talleres favoritos… Creo que dejaré este taller para una entrada próximamente en el blog 😉

En conclusión

Saco muchas conclusiones después de cada taller, de cada formación, de cada charla y siempre hay un factor común:

¡Hay que defender con uñas y dientes tu hipótesis! Hay que tratar de convencer al otro, dar argumentos, razones, motivos y, luego, tener la humildad suficiente para decirle al compi: «Oye, pues tenías tú razón» y, entonces, el volumen de la pirámide pasa a un segundo plano porque has conseguido con tus niños algo mucho más grande. Has conseguido que tus alumnos piensen por sí mismos, que no dependan de ti, que vean que, a veces, ellos solos llegan a la conclusión pero, a veces, están equivocados y para eso está el grupo, para pensar juntos. ¡PENSAR JUNTOS! Porque después de pensar juntos, de llegar juntos a conclusiones eso queda en la cabeza de tu alumno y ya, en el futuro, podrá recurrir a ello. Podrá pensar él solo. ¡PENSAR SOLOS! porque, como dice Francisco Zariquiey se trata de trabajar juntos para aprender a trabajar solos.

Para leer el articulo original pincha aquí 

Profe Bernabeu