¿Qué es el lenguaje?
El lenguaje es el instrumento de comunicación más importante que tenemos los seres humanos. Su adecuado desarrollo estructura el pensamiento, la personalidad y la relación con los demás, por este motivo es tan importante su estimulación.
Desde casa, hay muchas formas de aportar nuestro granito de arena para fomentar esta comunicación con nuestros peques y ayudarles a fomentarlo.
¿Cómo podemos estimular el lenguaje desde casa?
En primer lugar, estableciendo situaciones comunicativas: No anticipar cada necesidad del niño/a. Podemos generar momentos en los que el niño/a va a tener que hablar para conseguir lo que necesita. En muchas ocasiones, puede ser interesante guardar objetos o juguetes que le gusten en botes con rosca que él no pueda abrir pero si ver, para que necesite comunicarse para obtener el objeto. O incluso retrasar el momento de la merienda y que deba pedir una galleta. Hemos de potenciar que esta demanda se establezca con contacto visual directo acompañado de algún tipo de vocalización previa a las palabras. Fomentar en todo momento en el niño la necesidad de pedir y demandar los objetos.
También es importante fomentar la imitación y producción de sonidos, tanto cotidianos, como de animales o transportes: el sonido de la ducha, el timbre, la lavadora, el camión de la basura, el avión, coche, tren, perro, gato, vaca… Para un mayor feedback, podemos acercar la mano del niño para aumentar la sensación de la producción del sonido.
Otro aspecto que nos ayuda a la estimulación del lenguaje es motivar la comunicación oral en las actividades cotidianas: en el baño, en la comida, en el vestido, a la hora de preparar la mesa. Acompañando de lenguaje nuestras acciones favorecemos la comprensión, la estimulación y la repetición por parte del niño. Por ejemplo: “Ahora cojo jabón, abro el grifo y me lavo las manos (fssssss)” imitando el sonido del agua. “¡Muy bien! ¿Qué necesito para secar las manos? La toalla”, “Me pongo los zapatos”, “Preparo la mesa: cojo la cuchara y el tenedor…”.
También podemos trabajar el seguimiento de órdenes a la hora de hacer cualquier tarea cotidiana: desde poner una lavadora y que nos ayuden a ir metiendo la ropa (trabajamos colores, descripción y vocabulario), a poner la mesa, a colocar libros, regar las plantas, ordenar o guardar juguetes…
Además, podemos acompañar nuestro lenguaje de gestos para facilitar la comprensión de conceptos. Por ejemplo, según le decimos “mmm qué hambre tengo” podemos tocarnos la barriga, hacer el gesto de ducharse cuando toca el baño…
Es importante reforzar los esfuerzos que hace el niño/a al hablar, sin corregir sus producciones erróneas. Debemos responder al niño cuando vocaliza o hace algún intento de comunicación. Es importante modelar el lenguaje del niño para reforzarle a la vez que le das el modelo correcto. Así cuando el niño/a diga “a tota cuá” le podemos repetir “Sí ¡Qué buena idea! Vamos a JUGAR CON LA PELOTA” poniendo énfasis en lo que nos ha dicho. Es necesario utilizar una estructura de lenguaje sencilla, con oraciones cortas, palabras y estructuras fáciles de entender.
Por último, la lectura de cuentos y el uso de canciones infantiles también nos ayuda a potenciar el lenguaje, puesto que favorece al aumento de vocabulario, reconocimiento de emociones, aumento de atención y seguimiento de la historia.
Es importante mantener una constancia en estos pequeños gestos del día a día a la hora de realizar estas pautas para conseguir avances y ayudar a nuestros niños/as en su comunicación.
Lucía Piqueras
Logopeda El Cole de Celia y Pepe